domingo, 2 de agosto de 2009

La responsabilidad de educar



He aquí un texto muy apropiado para quienes tenéis hijos. Os recomiendo, como profesor, que lo leáis:

La Dirección General de la Policía de Seattle (Washinghton) ha confeccionado un informe que entrega a los padres cuando los hijos son llevados a la comisaría por haber hecho algo incorrecto. También lo han entregado a los colegios para que lo difundan entre las familias.

Este informe pretende llamar la atención de los padres sobre su enorme responsabilidad y sobre la tremenda influencia que con sus malos ejemplos y una errónea formación pueden ejercer sobre sus hijos.


He aquí los diez puntos del informe:


1. Dadle todo cuanto desee: así crecerá convencido de que el mundo entero se lo debe todo.


2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.


3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!


4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado; primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.


5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.


6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.


7. Discutid delante de él: así se irá acostumbrando, y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.


8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.


9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse,…¡de otro modo podría acabar siendo un frustrado!


10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes quienes la tienen tomada con él.


El informe de la policía de Seattle, dirigido a las padres, termina diciendo:


“Y CUANDO VUESTRO HIJO SEA YA UN DELINCUENTE,

PROCLAMAD QUE NUNCA PUDISTEIS HACER NADA POR ÉL”.


Educar no es jugar, ni entretener (para eso basta un payaso). Educar es adquirir destrezas, acumular conocimientos, despertar inquietudes activas y aprender formas de convivencia que eviten el capricho del mal criado.


Cuando un niño comete un acto de indisciplina en el colegio, donde no conoce a fondo al profesor, es que en su casa está harto de hacer lo mismo pero allí le sonríen. No es lo mismo inserción que reinserción y para reformar están los reformatorios, no los colegios. Cuando un alumno, con su actitud en clase, priva a otro de su derecho a la educación, está cometiendo un delito. Y hemos de “hacer algo” para proteger a los muchos alumnos que lo hacen bien.


Algunos padres piensan que querer a sus hijos es defenderlos frente a los jueces, la sociedad y los profesores “que les tienen manía”.


La realidad es que la cultura de los alumnos ha bajado hasta niveles alarmantes. Son poco trabajadores, tienen más información, pero menos formación; son más incultos, lo que inevitablemente los hace más inmaduros. Si los alumnos son más apáticos que nunca es debido a una educación equivocada. Muchos padres argumentan que los hijos lo tienen todo y por eso no valoran el esfuerzo que cuestan todas las cosas que valen la pena. Aunque la palabra NO todavía no ha desaparecido del vocabulario.


En educación lo que más cuesta no es poner límites sino mantenerlos con convencimiento.


Es duro, pero en verdad os aseguro que es lo que hay... Lo estoy viendo TODOS los días.

4 comentarios:

  1. Pues no hace ni dos semanas que tuve la ocasión de asistir una buena conferencia sobre este tema en un curso en la UNED. Me quedé a oír a la ponente Ángela Serrano, del Centro Reina Sofía, y me gustó mucho todo lo que dijo.
    http://www.adn.es/local/valencia/20090724/NWS-0787-Alertan-adolescencia-permisividad-negligente-indulgente.html
    Aunque recuerdo que ella introdujo el asunto hablando de que nuestra generación, que todavía ha padecido el renqueo de la sociedad de los últimos años de dictadura, y siguiendo por tanto el efecto péndulo, ha querido dar a sus hijos todo aquello de lo que ellos (nosotros) carecieron (carecimos), y que de ahí se ha adoptado durante el crecimiento un estilo permisivo-indulgente. Añadió, y aquí estaba el quid de la cuestión, que cuando el adolescente sufre el repunte agresivo (hacia los once años, si mal no recuerdo), muchos padres cambian a un estilo permisivo-negligente: algo así como "este niño es un caso perdido, yo paso". Y ahí está el problema: en la sucesión de esos dos estilos.
    Sin embargo, y ahora que pones el ejemplo de la Policía de Seattle, me doy cuenta de que el problema no puede venir de esas generaciones "insatisfechas" salidas de la España de los '70. Esto es una cuestión globalizada por lo que veo.
    Además, si bien es cierto que el estilo de educación parental ha cambiado, tampoco es falso que hay otros factores que determinan la socialización. Yo, que asisto al asunto desde un punto de vista digamos más "extremo", me doy cuenta de que entre los menores más pasados de vueltas los hay con padres normales y corrientes, de modo que te preguntas qué coño ha podido pasar para que a ese menor se le haya ido la pinza, y hay otros a cuyos padres ves y te empiezas a explicar todo.

    Y en otro rollo parecido, charrando con uno de Bienestar Social, me puso como ejemplo de factor de socialización negativo a varias series de audiencia entre los adolescentes. En concreto me habló de "Física o Química", y creo que no hace falta decir más.

    Y por cierto, me ha llamado la atención el punto tres de los polis de Seattle:

    3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!

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  2. Ah, Ángela Serrano ha participado en la elaboración de este libro, que tal vez conozcas. Si no es así, igual te interesa. O mejor dicho, le interesa a tu "empresa":

    http://www.centroreinasofia.es/publicaciones.asp?secao=1&categoria=8&subcategoria=0&id=176

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  3. Muchas gracias por los comentarios, Sebas. Como respuesta te voy a nartrar una anécdota que me ocurrió hace un par de años...

    En un instituto en el que trabajaba, durante una reunión con padres de alumnos, tuve que escuchar a uno de ellos -que parecía persona instruída y formada- decir que "los profesores tenemos que ganarnos el respeto de los chicos". Es decir: los profesores "no tenemos autoridad" por el hecho de ser profesores, tenemos que ganárnosla.

    Así, con dos cojones... Y se quedó tan ancho y tan orgulloso, el muy anormal.

    Este señor educaba a sus hijos en el convencimiento de que no debe reconocerse la autoridad de nadie si antes no se la gana. Me gustaría verlo cuando le pongan una multa de tráfico y le suelte esa majadería al guardia civil o a la policía local...

    No obstante siempre queda una ventana abierta a la esperanza... Digo yo...

    En cuanto al punto que te ha llamado la atención, es fácil de entender: Estados Unidos... Dios, Patria y Bandera... Ya sabes.

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  4. Por cierto... sobre las series de televisión, otra jugosa anécdota...

    Año 2004. Huesca, IES "Ramón y Cajal", clase de tutoría de 2º de ESO (12-13 años).

    Los alumnos, descontentos con el trato de un determinado profesor y molestos porque les ha puesto un examen sorpresa, me preguntan:

    "Enrique... ¿Qué pasaría si nos negamos a hacer el examen toda la clase?"

    [NOTA: en el capítulo correspondiente de la serie "Compañeros", transmitida por Antena 3 el día anterior, se había dado ese caso y los alumnos habían conseguido -en la ficción televisiva- que el profesor retirase el examen...]

    Mi respuesta:

    "A ver, chicos, seamos serios, eso lo habéis visto en una serie de televisión, pero aquí estamos en un instituto REAL. Si os negáis a hacer el examen pueden pasar varias cosas, y ninguna buena para vosotros ni para el profesor. De entrada, estaréis suspendidos, os guste o no. Y, por añadidura, si yo fuese ese profesor pondría una amonestación colectiva a toda la clase por tratar de imponer por la fuerza vuestras propias normas saltándoos las que corresponden a la autoridad de un docente. ¡Así que, por favor, menos tonterías, menos ver la tele cuando no debéis y más hincar los codos y estudiar, que es vuestra obligación...!"

    No sé si resulta reveladora la anécdota, pero a mí me parece que es fiel reflejo de lo que comentas...

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