martes, 25 de octubre de 2011

Olor a libros... (homenaje a una librería)

Siempre me ha gustado el olor a celulosa que tienen las páginas de los libros recién comprados... A menudo suelo abrirlos por las hojas centrales y hundo la nariz en la costura interna de su encuadernación para embriagarme de ese olor. No sabría cómo describirlo, es algo así como el aroma de la cultura, el recuerdo de mundos vividos entre las páginas de libros que me acompañan desde la niñez, el amor, la nostalgia y el agradecimiento por los buenos y bellísimos momentos que me han hecho vivir mis libros durante centenares, miles de horas de lectura apasionada. Y es que a pesar de los e-books y de internet, el olor de las páginas de un libro es el olor del saber, un saber que -lejos del conocido dicho- ocupa más lugar del que me gustaría pero que estoy dispuesto a ceder gustoso frente a otras aficiones. Así tengo la casa: llena de libros.

En esta tesitura y con estos pensamientos, hay un lugar de Zaragoza que me atrae más que la miel a las abejas: la Librería General del Paseo de la Independencia. En una ciudad caótica donde las obras y los atascos han acabado hasta con la librería Lepanto (de triste recuerdo) o últimamente el Gyros griego en el que trabajaba mi amigo Leo, la General ha aguantado firme desde la Segunda República (¡fue fundada en 1932, que se dice pronto!). He sido (y sigo siendo) cliente habitual de ese templo de cultura, me he dejado gozosamente una pasta gansa en él, me han atendido siempre con una amabilidad y profesionalidad admirables, soy casi como de la familia y no hay un momento desde mis años de estudiante en el que no aparezcan de una manera u otra recuerdos de sus pasillos, sus anaqueles, sus secciones y, sobre todo, su olor... Esa mezcla de ambientador y de páginas de libros llenas de historias que contribuyeron a forjar la persona que soy ahora... Y el profesor, claro.


Pero hablaba del olor a libros... Y la razón es que la semana pasada, mientras entraba una vez más en la Librería General de Zaragoza con esa sensación de gozo y calma que me embarga cada vez que cruzo sus puertas, sorprendí una conversación entre tres niños de no más de siete u ocho años que esperaban en la puerta a que saliesen sus padres. Discutían -con esa graciosísima seriedad que un niño da a asuntos que a los "mayores" nos parecen nimios y sin importancia- precisamente sobre el filosófico tema de "¿A qué huele una librería?". Y la cosa iba poco más o menos así:

- ¿Y a qué va a oler? ¡Pues a libros!

- Pues no. ¡En la General huele a ambientador...!

- Claro, porque si no, en verano, ¡olería a sobaco! (risas)

Pero fue el tercero el que dió la puntilla:

- ¡Estáis equivocados los dos! ¡En la Librería General huele a una mezcla de ambientador y libros!

Si no hubiera resultado extraño, le hubiera dado un beso al chaval por lo inocente y lo apropiado de su respuesta. Pero, eso sí, entré en la General con una sonrisa de oreja a oreja.

Y sí: olía a ambientador... y a Cultura.

Y ahora... ¿qué?

La semana pasada dos acontecimientos, uno en España y otro en el ámbito internacional, conmocionaron a la opinión pública y siguen provocando hoy un torrente de reacciones: el anuncio del abandono de la lucha armada por parte de los asesinos de ETA y la muerte del dictador libio Muamar el-Gaddafi...

No cabe duda de que ambas son buenas noticias, se miren como se miren. Desde una perspectiva puramente objetiva, que unos asesinos que han causado más de 800 muertes anuncien el fin de sus fechorías y la desaparición de un perturbado megalómano que trató a su país y a su pueblo como un feudo personal en el que tenía carta blanca para actuar a su antojo son informaciones que deben acogerse con alivio, con alegría, con esperanza... y con mucha cautela. Porque la pregunta que se impone tras la primera reacción es la que encabeza esta entrada. Vale, muy bien: "Y ahora... ¿qué?".

Por lo que respecta a la primera de ellas, los españoles estamos ya bastante quemados con los anuncios de una banda de alimañas que han convertido el País Vasco en un lugar donde impera el miedo cotidiano. Miedo a expresar libremente una opinión, miedo a quién puede estar escuchándola, miedo a mostrar tus propios sentimientos, miedo al vecino "abertzale" con pañuelo palestino al cuello, miedo al desconocido que te mira desde un coche en un semáforo, miedo a alzar la voz en un bar... Miedo a ser español (o sea, "fascista"... ¡Hay que ver con qué rapidez identifican algunos en este país las palabras "español" y "fascista" como si supieran lo que es eso!). Son ya varias las veces que los asesinos han emitido comunicados informando del "abandono de la lucha armada" y llega un momento en que ya no se puede creer en la ¿palabra? de un grupo de terroristas.

Todavía pululan por internet e incluso por los telediarios las lágrimas del Lehendakari Patxi López comentando la noticia y, francamente, me parecen lágrimas prematuras porque ni se ha anunciado la disolución de la banda, ni se ha pedido perdón a las miles de víctimas colaterales de sus desmanes (padres, madres, hermanos, amigos de los 800 asesinados por esa horda de impresentables), ni se ha entregado una sola de sus armas ni, mucho menos, se han presentado los asesinos que quedan sueltos ante las comisarías o los cuartelillos de la Guardia Civil de toda España con los brazos en alto, avergonzados, pidiendo clemencia y perdón. Así que menos lágrimas, don Patxi, que la cosa no es para tanto y la canción "Abandonamos la lucha armada" ya la han repetido demasiadas veces en Gara y nos la sabemos todos... Me parece pronto para darles -¡encima!- las gracias, máxime cuando sus amiguitos de Bildu, acomodados en sus recién estrenados cargos municipales (que es una cosa que me confunde y me subleva, porque se han encaramado a ellos a través de un proceso democrático), esperan ahora un abanico de concesiones a cambio de un éxito que no corresponde a nadie más que a las fuerzas del orden público que han ido acorralando a esa chusma hasta no dejarles una vía posible de escape...


En cuanto a Gaddafi... Bueno. Bien. Correcto (hasta cierto punto). Un dictador menos, sí, claro, una alimaña desaparecida (aunque mejor hubiera sido sentarlo ante un tribunal internacional y escuchar sus "razones" para poderle juzgar y condenar con plenas garantías de justicia). Sin embargo, ve uno los rostros crispados de la multitud que lo apioló en aquella alcantarilla de Sirte (un apropiado símbolo para una rata de cloaca que se rodeaba de vírgenes de ébano y ha acabado arrastrándose entre sus congéneres de rabo largo), los ve disparar al aire sus Kaláshnikov celebrando la victoria, los contempla desfilar satisfechos ante su cadáver mutilado y putrefacto en una cámara frigorífica y me recuerdan muchísimo a esos persas que en 1979 (ya ha llovido desde entonces) aclamaban a un viejo vestido de luto riguroso y con barbas de chivo llamado ayatollah Jomeini que, Corán en mano, expulsó al Sha Muhammad Reza Palhevi, puso a todo el mundo árabe con el culo en pompa mirando a La Meca, vistió a las mujeres con chador e incitó el odio hacia la decadente civilización occidental en nombre de una Revolución Islámica cuyas consecuencias más espectaculares se vieron un 11 de septiembre en Nueva York o un 11 de marzo en Madrid. También entonces hubo rostros de alegría, tiros de Kaláshnikov y manifestaciones en Teherán. Luego... vino lo que vino.

Así que ojo. Recemos al dios que nos dé la gana porque ETA se disuelva de una puta vez, entregue las armas y pida perdón a quien lo merece desde hace cuarenta años y así en el País Vasco desaparezca el miedo, y recemos para que el Consejo Nacional de Transición libio no se convierta en un Consejo de Salvación Islámico dominado por la Sharia que deje las cosas peor aún de lo que estaban con el descerebrado de Gaddafi. Y tal vez entonces sí podamos abrir legítimamente y de par en par la puerta de la Esperanza...

Igual hasta se nos olvidaba un poco la jodida crisis... Un poco, al menos.

viernes, 14 de octubre de 2011

¡No me gustan las fiestas del Pilar! (con perdón)

Pues no...

Desde el más profundo respeto hacia quienes esperan estas fiestas como agua de octubre (que mayo queda ya lejos), hacia quienes las disfrutan como puerco en lodazal y hacia quienes compiten por no perderse un solo acto de los centenares programados, yo soy uno de los pocos zaragozanos (o muchos, vaya usted a saber) que procuran por todos los medios huir de la capital del Ebro, de la Ofrenda de Flores, del Rosario de Cristal, de las ferias y de Marianico el Corto en cuanto asoman en lontananza la primera semana de octubre.

Y es que a mí no me gustan las fiestas del Pilar. Al menos, las de ahora. Así como hay zaragozanos y visitantes que disfrutan de no poder andar por la calle, del hacinamiento de gente durante el pregón, de encontrarse con una docena de estatuas humanas en los paseos, de considerar el uso del coche una utopía en esta semana de fiestas (y no digamos nada de la azarosa aventura de aparcarlo), de los innumerables cortes de tráfico, de vandalismos varios motivados por el peligroso cóctel de alcohol e incivismo, de tener que hacer colas interminables delante de cualquier atracción y/o espectáculo programado (llámese concierto, obra de teatro o representación de títeres), para mí todo eso no es sino un incordio que interrumpe el normal funcionamiento de la ciudad y mi mayor deseo al comienzo de las fiestas es... que acaben cuanto antes.

Vale que me estoy convirtiendo en un cuarentón intolerante que camina con dificultad hacia la cincuentena, y conste que lo que digo lo hago desde el mayor respeto hacia mis conciudadanos que tienen el mismo derecho que yo a expresar su opinión y a disfrutar del jolgorio, pero es que para mí eso de "fiestas populares" significa "fiestas masificadas", y a mí la masificación siempre me ha dado miedo desde que a los tres años mis padres me llevaron a las ferias y me dió tal ataque de pánico ante los ruidos, las voces y las lucernarias que nunca he dejado de pisar el recinto ferial (primero en Tenor Fleta, luego en la explanada del Príncipe Felipe... y a Valdespartera aún ni siquiera he ido) sin un sentimiento de congoja y de sordo rechazo en el pecho.

No, no me gustan las "fiestas populares". Ni las de aquí, ni las de los pueblos. Yo soy de los de paseo tranquilo por Independencia, visitando librerías, comprando libros, disfrutando un café en una terraza del centro mientras leo, de los de visitar museos y exposiciones guapas (antes se solía programar alguna magnífica durante estas fiestas: "El Settecento veneciano", "Aragón y la pintura del Renacimiento", "Aragón, reino y Corona"... y cosas así, pero ahora ni flores), de cenar por ahí con los amigos y acabar en una tetería tomando un té y fumando una cachimba (que con la ley antitabaco ya ni eso se puede)... Soy un carroza aburrido, supongo. Y, claro, llegan los pilares y se encuentra uno con más de un millón de personas en la capital del Ebro, con gente por doquiera que vayas, con dificultades hasta para cruzar una calle cortada por un desfile, una ofrenda o un rosario de cristal (que es precioso, pero que lo tengo ya muy visto) y con la imposibilidad de entrar en un restaurante para cenar con los amigos porque está todo petado hasta la bandera y, como digo, mi sentimiento más intenso es el de desear que todo vuelva a la normalidad cotidiana.

"Deberías meterte en una peña, chaval, y disfrutar de la fiesta desde dentro..."


Vale, colega. Una peña... El alma de la fiesta, los que "dan ambiente", los que construyen la idiosincrasia de los festejos zaragozanos. Pues sí, voy a poner el dedo en la llaga y que me perdonen quienes se sientan ofendidos, pero yo veo las cosas de otra manera. Y es que hay dos maneras básicas de contemplar el fenómeno del "peñismo". Para quienes forman parte de él, la peña es un motivo de orgullo (algunas de ellas tienen décadas de existencia y se vanaglorian de ello, lo cual es muy lícito y respetable), un lugar de encuentro de compañeros y amigos, una hermandad unida por las ganas de divertirse y de disfrutar, una comunidad de devoción hacia la Virgen del Pilar (muchas de ellas salen en la Ofrenda vestidas -o "disfrazadas", que de todo hay- de baturros y baturras), una plataforma de trabajo y de inversión de cara al público (pabellón Interpeñas, conciertos, comidas de hermandad, presupuesto...)... Pero para mí (que he estado dos o tres veces en el pregón de las peñas y las he visto desfilar en medio de efluvios etílicos) las peñas son una ocasión de descontrol, de borrachera continua, de identificación "fiesta= alcohol", de blusones que un día fueron blancos y a los tres minutos acaban rosados por el vino o el calimocho o amarillentos por la cerveza derramada en un espectáculo patético que a algunos les hace exclamar "¡Pero qué bien se lo pasan estos jodíos!" y a otros nos da vergüenza ajena....

Y no, no me hagan comulgar con ruedas de molino: yo he visto con mis propios ojos a niños de dos y de tres añitos dormidos, vestidos con el puto blusón (que me parece una horterada, pero eso ya es una apreciación personal), en medio del pregón de Interpeñas, con los padres empujando orgullosos el carrito y arrimándose cada dos por tres a la bota del vino o el bidón de calimocho y cerveza en la camioneta tuneada (llamada por ellos "carroza") en una maravillosa lección de civismo y de educación para los jóvenes, enseñándoles desde bien chiquitines que divertirse en fiestas significa coger un colocón del doce y que si no bebes eres un aburrido y un tiñalpa que no sabe lo que es la juerga. He visto peñistas tirados por el suelo con la vomitona a punto de caramelo (o directamente ya expulsada) mientras otros les pasan por encima, los miran y sonríen pensando "¡Anda éste, lo bien que se lo ha pasado!"... Conmovedor.

Sí, sí, vale. Ya sé que todo eso debería ser la excepción y que los dignísimos representantes del colectivo interpeñas (que merecen todos mis parabienes porque me consta que lo único que persiguen es el disfrute de las fiestas con civismo y con respeto hacia todo el mundo) hacen esfuerzos sobrehumanos cada año por evitar esos espectáculos lamentables: el borrachuzo tirado por los suelos, las toneladas de mierda (vasos de plástico, vomitonas, barriles vacíos...), la imagen deplorable del alcohol adueñándose de todo. Pero lo que hay es lo que hay. O al menos, es lo que yo veo y cómo lo veo. Y la imagen que tengo de las sobrevaloradas peñas (al menos a mi entender) es esa: bailoteo con la charanga, borrachera y resaca. Y lo respeto, naturalmente. No voy a firmar ningún manifiesto ni voy a levantar la voz contra las peñas, ni voy a denunciar a quienes dan esa imagen de las mismas. Pero no me negaréis que es una razón más para terminar como empecé: diciendo que... ¡No me gustan las fiestas del Pilar!...

lunes, 10 de octubre de 2011

OBANADA 2011

CRÓNICA DE LA OBANADA QUE LOS NOBLES SEÑORES DE LOS FUEROS MANTUVIERON CONTRA EL TIEMPO E LA DESIDIA POR LA DEFENSA DE LA TORRE DE OBANO JUNTO A LOS MESNADEROS DE ACHA ET LOS ARQUEROS DE FACTIO EXSUL...

contada por el escribano de Feudorum Domini, que a ella assistió con los sus cálamos e muy derechamente combatió con ellos al enemigo invisible de la dejadez et el abandono respondiendo a la petitio de ayuda de los venerables sillares de un castiello moribundo.

In nomine Patris, et Filii, et Spiritu Sancti per Christum Dominum nostrum. Amen

Luengo tiempo facía, ávidos lectores míos, que el escribano non retomaba su siempre grata tarea de plasmar sobre el pergamino sus vivencias et ello es debido en parte a la ausencia dellas y en parte a su castigada salud, pues las arrobas me persiguen et aunque corro lo que puedo ellas hacen lo propio por alcanzarme, consiguiéndolo para mi pesar en más veces de las que me plazería, que más que monje benedictino comienzo a parescer obispo castellano alimentado con cochino de Segovia et non puede seer, de tal modo que ando ya preguntando a los físicos cómo fazer que mi estómago de buey se torne molleja de gallina antes de que me mate un asado de ternasco a golpe de colesteroles e triglicéridos...

Mas deja de hablar de tus tribulaciones alimentarias, escribano fondón, e cuenta a tus lectores que el pasado día de San Demetrio, sábado, 8 de octubre del año de 1092, estaban los Feudorum Domini convocados junto a los arqueros de Factio Exsul y los nobles amigos de ACHA por la Asociación del merino Banzo Azcón para defender en la villa de Luna la torre que dizen de Obano en un acto que dióse en llamar PRIMERA OBANADA, y en el cual miembros de otros grupos como la Asociación Amigos de los Castillos de Aragón, APUDEPA y el mismo Concejo de Luna íbamos a poner voz a los lamentos de los venerables sillares de tan hermosa atalaya, construida por orden del rey nuestro señor don Sancho Ramírez en el A.D. de 1086 et a la qual el paso del tiempo et los nulos cuidados están a un paso de derribar como a las murallas de Jerusalén los almajaneques del infame Salah al-Din de Damasco.

Partí, pues, de mis posesiones zufarienses a eso de media hora después de nona tras percatarme con grande disgusto de que mis hinchados pies por la hidropessía empezaban a pedirme cancha en los çapatos, incapaces ya de contenerlos en ellos, de modo que tuve que resignarme e calçar bastos escarpines modernos, para mi vergüenza, antes que mis elegantes zapaticos que en tantos eventos me han acompanyado. Mas tales tribulaciones quedaron atrás cuando monté en mi corcel blanco para dirixirme a Luna, do la alegría por el reencuentro con viejos amigos fízome olvidar mis problemas et pensar solamente en pasar una agradable jornada reivindicativa.

Llegado, pues, a la villa lunera sin mayores problemas, encontré en ella a mis companyeros de ACHA maese Ximeno Marco de Celaya, maese Naule Eldelbar, maese Gascón et maese Rodri, saludándonos muy contentos e dirixiéndome luego al fondaco que llaman “El Collerón”, do trobé a los feudorum domini maese Assalir de Gúdal, maese García Romeu et donna Amparo Puy dando buena cuenta de unos güevos fritos con jamón, vasico de vino e café como almuerzo, lo cual me fizo relamer de gusto, mas non queriendo empezar el día con ingestas poco saludables para mis muchas arrobas, me conformé con un poco de jamón con pá amb tomaca et un café, renunciando al güevo frito que por mi gusto hubiera trasegado también sin pestañear...

Saludados todos e pagado el condumio, juntámonos con los Acheros et con maese Jorge García del Hoyo, que llegaba en ese instante, et ya fueron algunos caminando a la plaça de la Iglesia do nos esperaban mientras maese Ximeno Marco e yo mesmo cargábamos nuestros corceles con aperos militares et nos dirigíamos a la calle que llaman del Codillo, en la judería de Luna, por dexar en ella atados los caballos antes de salir a la plaza mayor. Assí fecho aquesto, subímonos ambos hasta ella, do trobamos con grande algarabía a las encantadoras arqueras de Factio Exsul donna Aldara de Lacort, dona Alda Squd... Squard... Sckggg... bueno, a donna Alda, a donna Laura Per Ximeno et maese Adrián García, un poco menos bello que sus acompañantes pero también animoso e dispuesto a passar una hermosa jornada en Obano.

Porque habéis de saber, mis lectores, que la jornada començaba en el ayuntamiento de Luna con la lectura de un manifiesto e bienvenida a los asistentes (que entre unos e otros a la postre aún habríamos de sumar un buen centenar) por parte de maese Ferrán Marín, donna Rosalía (ambos de la asociación Banzo Azcón) et maese Santiago Puértolas -merino mayor de Luna- , en la que maese Ferrán dedicó bellas palabras a los guerreros presentes en la villa señalando que la nobleza de un ricohombre (aún seyendo arquero) se pone de manifiesto cuando responde al llamado de la justicia e por una causa noble... Et non digo más. Habían confeccionado los ministriles luneros una bella pancarta con el lema “SALVEMOS OBANO” ante la cual nos fizimos muy lindas fotografías los presentes, tras lo qual emprendimos camino a pie hacia la torre de Obano, que dista como cosa de una legua del casar de Luna, todos excepto maese Ximeno et yo mesmo, que -por llevar los aperos militares cómodamente- acudimos allá con nuestros corceles, endereçándonos la senda un joven vezino de la villa que, a la postre, non necesitó fazerlo por hallar el camino nosotros por nuestros medios.

Llegados a la explanada do se yergue la magnífica e maltrecha torre, esperamos a los caminantes que venían alegres como en romería mientras los alguaciles adereçaban las migas, los bancos e las mesas de la comida, et juntados ya todos en Obano colgaron los miembros de la Banzo Azcón la pancarta de los muros de la fortaleza e passamos a poco a realizar el primer acto de la jornada, que consistió en la lectura de un introito histórico por parte deste humilde escribano (el qual dexó volar uno de sus papeles al viento cierzo que azotaba la campa, siendo el papel rápidamente capturado por maese Ferrán según iba hacia él volando por los aires et guardado con premura ante la risa et sorpresa de todos) et tras ello la lectura i entrega de la Carta Puebla de la villa de Luna al merino mayor, maese Santiago Puértolas, por el rey don Sancho Ramírez, cuyo papel ejerció don Assalit de Gúdal tan magistralmente como el divo britano Kenneth Branagh en “Hamlet”, rodeado por una lucida guardia de arqueros et soldados en aquestos términos:

“EN EL NOMBRE DE DIOS Y DE SU GRACIA. YO, SANCHO, POR LA GRACIA DE DIOS REY DE ARAGONESES Y PAMPLONESES, CON ÁNIMO LIBRE Y ESPONTÁNEA VOLUNTAD CONCEDO ESTA CARTA DE INGENUIDAD A VOSOTROS, TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES QUE HABITÁIS EN LUNA Y A TODOS CUANTOS VINIEREN A POBLARLA EN EL FUTURO, PARA QUE SEÁIS LIBRES E INGENUOS Y PARA QUE NO DEBÁIS PAGAR CENSO NI IMPUESTO ALGUNO A LA CORONA.

Y OS ENTREGO LOS TÉRMINOS DE PUEYO COSTOILLOSO, CABEZA DE FRASNO, LECINACORBA, SILLARES, PIEDRATALLADA, CABEZA PALOMO, MONTARAL, ALBETA, FOCECHIRCHO, TORRECIELLOS, ABELLAR, PUEYO GUALIT, VAL DE PINO, VAL DE SARGAS, REGO DE MIANA, SCOPAR, TORRE DE LUNA, PICAROLA Y CALOSSA, DE MODO QUE NADIE QUE NON TENGA CASA EN LA VILLA DE LUNA PUEDA PASTAR SUS GANADOS NI CULTIVAR SUS TIERRAS EN ELLOS, MANTENIENDO UN HOMBRE ARMADO PARA SU CUSTODIA EN CADA UNO DE LOS DICHOS TÉRMINOS

Y MANDO TAMBIÉN QUE CONSTRUYÁIS BUENAS CASAS EN LA CORONA MÁS ALTA DE LA VILLA DE LUNA Y QUE NINGUNO DE LOS POBLADORES PUEDA CONSTRUIR SU CASA EN LUNA SIN QUE ANTES QUEDE DICHA CORONA LLENA DE ELLAS.

Y OS DOY TAMBIÉN A VOSOTROS, HABITANTES DE LUNA, TODA LA MADERA QUE OS SEA NECESARIA DESDE VADO LONGO A MASIRERE, Y QUE PODÁIS EXTRAER DEL RÍO ARBA DE BIEL TODA EL AGUA QUE PODÁIS TRAER PARA REGAR TODOS ESTOS TÉRMINOS QUE SÓLO VOSOTROS TENDRÉIS DERECHO A CULTIVAR.

Y TODO ESTO OS LO OTORGO COMO FUERO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, DE TAL MODO QUE SI ALGUIEN FUESE CONTRA ÉL INCURRA EN NUESTRA IRA Y SEA CASTIGADO CON EL PAGO DE MIL SUELDOS JAQUESES.

Y MANDO POR ÚLTIMO QUE TODOS VOSOTROS QUE VENGÁIS A POBLAR LA VILLA DE LUNA SEÁIS LIBRES E INGENUOS Y NON TENGÁIS QUE PAGAR CENSO ALGUNO NI A MÍ NI A MIS SUCESORES, COMO QUEDA DICHO ANTES, NI TAMPOCO TENGÁIS QUE PAGAR DERECHO DE PORTAZGO A LA CORONA EN TODOS MIS TERRITORIOS SALVO CON VUESTRA FIDELIDAD POR MI MANDATO, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

SEA FECHA ESTA CARTA DE POBLACIÓN DE LUNA EN LA ERA MILÉSIMA NONAGÉSIMA SEGUNDA, EL DÍA NUEVE DE SEPTIEMBRE, EN EL LUGAR DEL CASTILLO QUE LLAMAN DE OBANO, REINANTE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y BAJO SU IMPERIO YO, SANCHO RAMÍREZ, POR LA GRACIA DE DIOS REY EN ARAGÓN Y EN PAMPLONA, MI HIJO PEDRO EN SOBRARBE Y EN RIBAGORZA Y EN MONZÓN, SIENDO PEDRO OBISPO EN ARAGÓN Y PAMPLONA, RAIMUNDO EN RIBAGORZA, Y ALMENE ABAD EN SAN JUAN DE LA PEÑA.

AMEN.”


Tras lo qual dimos todos el grito de...

¡¡¡VIVA EL REY DON SANCHO!!!
¡¡¡VIVA LA VILLA DE LUNA!!!
¡¡¡VIVA LA TORRE DE OBANO!!!
¡¡¡SAN JORGE!!! ¡¡¡¡ARAGÓN, ARAGÓN, ARAGÓN!!!


Et después tomaron la palabra maese Ferrán Marín, don Santiago Puértolas et maese Carlos Bitrián, de APUDEPA para leer un manifiesto que fablaba del derecho que el patrimonio cultural tiene a ser conservado, estudiado e preservado de todo mal, lo que constituía el grito de ayuda de la torre de Obano, privada de tal derecho por la desidia et el abandono, et que fue grandemente aplaudido por todos los presentes, sobre todo por vuestro escribano, que se vio especialment conmovido cuando maese Ferrán fizo referencia a la Escuela como lugar do enseñar a los infantes el valor del Patrimonio de los pueblos, pues es sabida la inclinación deste vuestro servidor hacia la Enseñança e sus desvelos por ella.

Et tras desto que digo hobo un momento de grande emotividad cuando maese Alejandro Beamonte, vezino de Çaragoça mas gran amante de Luna et de la torre de Obano, leyó para todos los presentes el siguiente soneto:

Tu silueta, muchas veces yo he visto
junto al río Arba, cerca de Luna.
Indagando sobre tu rancia cuna,
a tu origen del siglo once me alisto.

Sancho Ramírez, cruzado de Cristo,
torre altiva, bella como ninguna,
te alzó para combatir la moruna
y dejar el camino a Egea, listo.

Castillo de Obano, piedras talladas,
doradas a la caída del sol,
fuiste referencia de nobleza.

Hoy tus piedras sobre el suelo holladas
arrancan sentimientos de estupor
¡Queremos verte en tu antigua grandeza!


Nobles e bellas palabras que fueron también mui apreciadas e aplaudidas por luneros y amigos e tras las cuales aún hubo tiempo de reñir en buena lid el rey don Sancho con los mesnaderos de ACHA maese Naule, maese Ximeno Marco et maese Rodri, venciendo el monarca a sus contendientes en lucido combate et marchando después dello, entre plácemes e algarabía, a por el yantar, que aunque apenas pasaba hora e media de tercia, habíansse transcurrido ya varios actos et las tripas pedían manduca...

Dispusiéronse una mesa con sus sillas muy amablemente para los mesnaderos de las diferentes Compañías por la Asociación Banzo Azcón et el Ayuntamiento de Luna en un patio interior al pie de la Torre de Obano de tal modo que el ayre -que non dexó de fastidiar durante todo el tiempo mas con menos reciedumbre de la esperada- apenas nos ofendía, assí que degustamos todos muy alegres las migas con cebollica e ajetes preparadas por los organizadores, acompañándolas con unos tragos de agua, gaseosa e vino et otras viandas aportadas por todos, tales como tomaticos con anchoas, choriço, longaniza, queso et jamón, lo qual fue todo bien aprovexado por los presentes mientras el resto de invitados se acomodaban en una suerte de sillas de cartón muy agudamente adereçadas.

Fue durante la comida quando descubrimos todos con sorpresa e non poco cachondeo una suerte de carcajada rítmica que parescía de chufla pero que non era tal sino la manera peculiar de reírse de donna Aldara de Lacort. Una especie de “¡aAH - hahahahaha!” sincopado e rítmico que non parescía sino ensayado, precedido de un silbido como “Wiiiiiiiiiii” que jamás antes oyeron mis oídos acostumbrados a todo tipo de sones et que fizieron a los mesnaderos entrar en tal torrente de carcajadas que a lo largo de la tarde a punto estuvieron de desencajarnos las mandíbulas de pura risa, pues era el caso que se estableció con ello un bucle sin fin, ya que las risas provocaban en donna Aldara más de esos “Wiiiiiiiiiii... ¡aAH - hahahahaha!” que, a su vez, causaban más y más carcajadas a quienes la oíamos, lo cual le provocaba a la moza más risa.... et assí hasta el infinito. Si a ello le sumamos el miedo que vuestro orondo escribano provocaba a un pequeñuelo llamado Adrián cada vez que me acercaba a él, que a punto de finalizar se nos unió donna Milena García de Celaya (a la que saludé e abracé con grande alegría) et que a la fin de la comida nos fueron servidos unos excelentes cafés con sus nubecillas de leche (y aún con algo de alcohol espirituoso y unas galleticas como postre), podemos dezir que la comida resultó alegre, espléndida e bien digerida, sobre todo por maese Rodri, que trasegó dos buenos platos de migas como quien dice sin pestañear...

Acabada la comida partió maese Ferrán con mi caballo para llevar a maese Carlos Bitrián a Yéquera y a Luna mientras nosotros desarrollábamos para los presentes un vestir al caballero al uso, como tantas vezes hemos hecho, en la persona de don Assalit de Gúdal (que non llevaba calzones, como mostró a su pesar a los asistentes), después de lo qual el escribano dibuxó los nombres de los niños que assí lo quisieron en unos diplomas muy lucidos, nombrándoles caballeros de la Torre de Obano a ellos, a sus padres, a la asociación APUDEPA y al Lucero del Alba, que ya puesto a escrebir, lo mismo me daba diez que ciento et quedaron todos los agraciados muy bien agradecidos por ello. Sólo lamento que una digna señora quedóse sin diploma al haber decidido el escribano cerrar el chiringuito, por lo cual le pido perdón desde esta crónica et le prometo fazerle uno bien lucido assí que nos volvamos a encontrar.

Aún no habían acabado, no obstante, nuestros trabaxos de la jornada, pues sólo passaba una hora e media de nona, de modo que esperamos a maese Ferrán (que llevaba en mi caballo los arcos de Factio Exsul et otros adereços varios) et representamos luego un asalto a la torre de Obano et una defensa frente a un grupo de arqueros con un magro muro de escudos que, a la postre, sirvió perfectamente para fazer a los presentes una idea de cómo se desarrollaban tales lanzes de guerra poliorcética. Et tras esto ya sí, dimos por finalizada la jornada regresando todos a Luna, unos a caballo e otros a pie, no sin que estos último errasen el camino de regreso et se perdiesen entre los brezos et caminos hacia la villa (que ya hace falta ser zote para perderse en apenas una legua de distancia, pero en fin), hallándose como los hobbits Frodo Bolson et Sam Sagaz en Mordor, faltándoles sólo la presencia de Sauron (¡Vade Retro y quédate en Enzíjar, satanás!) para tener un mal fin de fiesta...

Llegados todos a Luna, recogímonos en el fondaco del Collerón en que començábamos la jornada, tomamos unos espirituosos invitados por maese Ferrán Marín et la villa de Luna, reímos todos muy largamente de nuevo con la risa de donna Aldara (que donna Milena de Celaya casi se cae de la risa, pues era la prima vez que la escuxaba et se encanó con ella) et poco a poco llegó el momento triste de despedirse todos de todos, prometiéndonos vernos muy pronto, repartiéndonos agradecimientos et felicitaciones sinceras por la bella jornada transcurrida et prometiéndoles el escribano una muy lucida e pormenorizada crónica, que es la que estoy a punto de acabar en el castillo de Zufaria, a nueve días del mes de octubre de 1092, día de San Dionisio Areopagita, et que desseo de todo corazón que hayan disfrutado della mis lectores. Amen.