martes, 30 de junio de 2009

LAS BODAS DE CHISTÉN



(Dedicada, con todo mi afecto, a Carlos de la Rosa y Rocío Pedrajas)

LAS BODAS DE CHISTÉN
(La Ronda de Boltaña)

Blanca es la nieve que tiñe
tu dulce cara con su palidez.
Roja la sangre que cuando me ves
hace que te ruborices.

Posadas sobre mi pecho
como palomas tus manos sentí.
Yo las quisiera guardar y cubrir
eternamente de besos.

Si tu me quieres, morena,
cruzaremos el Cinqueta.
No tengas miedo del río
que yo te llevo, amor mío.

Si tu madre no me quiere,
si tus hermanos te apartan de mí,
pronto en tu casa van a descubrir
que separarnos no pueden.

Montaremos en mi mula
y escaparemos al monte los dos.
Florecerá en una borda el amor,
creciente como la Luna.

Comeremos frutos tiernos
y el vino de nuestros besos.
En nuestro lecho habrá flores
y en tus ojos ilusiones.

Yo orgulloso y tu callada
regresaremos al pueblo por fin.
Cura, suegra, hermanos y el alguacil
boda tendrán preparada.

¡Que empiece a tocar la ronda,
y que sirvan la comida también!,
sera por siempre nombrado en Chistén
el dia de nuestras bodas.

Tu me quitarás la faja
y yo a ti las medias blancas.
Oiremos tocar la gaita
debajo de la ventana.

Y el año que ha de venir...
traerá un ninon para tí.

jueves, 25 de junio de 2009

Villard de Honnecourt

Dejad que os cuente una historia, mis amados discípulos...

En la Picardía francesa hay un pequeño pueblecito llamado Honnecourt-sur-Escaut. Es una aldea moderna, de la que apenas queda nada de su primitivo aspecto medieval, ya que sus casas fueron destruidas en la Primera Guerra Mundial. Pero en él, aproximadamente a finales del siglo XII, nació un niño al que llamaron Villard y que llegó a convertirse en un gran dibujante, tal vez incluso un arquitecto, aunque eso no lo podemos saber con seguridad.

En las primeras décadas del nuevo siglo, el XIII, el joven Villard, que debía tener alrededor de veinte años, salió de su Picardía natal y emprendió un viaje por todo el norte de Francia visitando ciudades, catedrales, ermitas, monasterios y, en definitiva, talleres de obras como los que posiblemente él mismo dirigiría en el futuro.

Villard recogió sus impresiones en un cuaderno que revela una maestría incomparable en el manejo de los cálamos y las tintas.

¡Y qué dibujos! Una seguridad en el trazo que envidiarían los artistas de todas las épocas. Y que existe asimismo cuando dibuja a un caballero cayendo al suelo desde su montura como cuando traza la planta de Saint-Étienne de Meaux o la de Nôtre-Dame de Cambrai. Una cuestión de oficio en el arte de trazar plantas y alzados, lo que nos habla de su posible formación como arquitecto.

Pero Villard no se limitó a este tipo de trazos. Cualquier cosa le servía para coger la pluma: su actividad se extiende a la carpintería y a los "secretos profesionales" de la escultura, recogiendo cuerpos y rostros construidos según esquemas geométricos, que admirarían a los propios cubistas y que se basan en líneas directrices que aseguran la armonía...

Todo ello queda plasmado en las páginas del Album, que han resistido el paso de los siglos hasta nuestros días, ya que el libro original, una verdadera joya del medievo, es custodiado en la Biblioteca Nacional de París, y desde luego no es para menos, ya que la importancia que habíamos visto en el Liber Sancti Iacobi para el peregrino jacobeo de los ss. XI y XII la encontramos también en el maravilloso cuaderno del artista francés para lo que corresponde a las primeras décadas del siglo XIII.

Villard de Honnecourt es un hombre curioso, un verdadero voyeur artístico que se fija en todo aquello que capta su atención y se esfuerza por plasmarlo en las páginas de su cuaderno...

Enseguida se perciben en él sus aficiones particulares, como ocurre con los paños complejos, que para él no son otra cosa que un juego de líneas, evocando la pintura de Henry Matisse, quien debió ser también un gran admirador del Cuaderno de Villard de Honnecourt...

Pero ya hemos dicho que Villard no se contentó sólo con contemplar los edificios... Personajes bíblicos, animales (sintió especial predilección por el león y el perro), luchadores, caballeros montando a caballo con todo lujo de detalles en sus vestimentas y sus ademanes, vidrieras, cabezas humanas que surgen de la hojarasca, mediciones geométricas, aparatos e ingenios de construcción, hasta laberintos y máquinas extrañas que parecen robots.

E incluso recetas. Una buena cantidad de imágenes van acompañadas de comentarios, discusiones o... cosas como ésta:

Acordáos de lo que os voy a decir. Coged hojas de col roja y alhelí, que es una hierba a la que llaman tanaisie (balsamina) y cañamón (algunos historiadores interpretan la palabra, escrita en francés antiguo, como cannabis ¿?), o sea, la semilla del cáñamo; triturad estas cuatro hierbas de modo que no haya más de una que de otra. Después tomad rubia, el doble que cualquiera de las cuatro hierbas; triturad y colocad las cinco hierbas en una marmita, añadid vino blanco del mejor que tengáis y diluid, de tal manera que el brebaje no quede demasiado concentrado, a fin de que se pueda beber. No bebáis demasiado: con una cáscara de huevo tendréis bastante, siempre que esté llena. Sea cual fuere vuestra herida, sanaréis; limpiad la herida con un poco de estopa, poned encima una hoja de col roja, y después bebed el brebaje por las mañanas y por las tardes, dos veces al día...

Pues bien: la editorial Akal tiene una preciosa edición del Cuaderno de Villard de Honnecourt que acabo de recibir y estoy disfrutando de él en este momento. Merece la pena, es una obra fabulosa, como he tratado de haceros comprender. Y si no queréis gastaros los 28 euros que cuesta en la Casa del Libro, os dejo un interesante enlace con las páginas del Cuaderno en internet:

http://commons.wikimedia.org/w/index.php?title=File%3AVillard_de_Honnecourt.djvu&page=1



Disfrutadlo también vosotros

martes, 16 de junio de 2009

FIDELIS REGI (y V): una valoración


Y termino ya este conjunto de entradas sobre la hueste Fidelis Regi retomando el espíritu con el que lo comencé: un espíritu de agradecimiento enorme para todos mis hermanos de armas, que me han demostrado con la nobleza de sus corazones que si bien la Edad Media es una época de la historia imposible de recrear en nuestros días, algo queda de ella en quienes intentan rescatar los valores de caballerosidad, generosidad, entereza de ánimo, ayuda y apoyo al débil y lealtad hacia los amigos que, según el espléndido Libro de la Caballería de Raimundo Lulio, atesoran aquellos que bien pueden ser llamados Ricoshombres de Natura por sus hechos y no por sus proclamas.

Un abrazo muy fuerte para todos vosotros, hermanos.

PROPTER REGEM!
IUXTA REGEM!
PRO REGEM!

AD USQUE FIDELES!!!


Enrique (sin más)

jueves, 11 de junio de 2009

FIDELIS REGI (IV): Talibanes...

Abordamos en esta entrada un tema delicado, a fe mía, del que algo sospechaba pero que conocí a fondo a raíz de mi entrada en Fidelis Regi... Algunos de sus miembros me lo advirtieron desde el principio: en esta afición nuestra el grado de aproximación al modo de vida de hace siete u ocho siglos suscita una discusión, a veces acalorada y aún borrascosa, que es el pan nuestro de cada día. La Edad Media está de moda. El porqué no es ahora el momento de analizarlo, pero es así. Y la respuesta a esa llamada de lo medieval puede ser muy variopinta.


Según señalan los miembros del Clan del Cuervo, uno de los grupos más emblemáticos de la recreación medieval española,

"la recreación histórica es una actividad mediante la cual se intenta reconstruir la indumentaria, armamento y, en general, todos los aspectos de la cultura material de un período histórico concreto, siendo fieles a las fuentes de información disponibles, tanto arqueológicas como a los textos y representaciones artísticas coetáneas."

En mi sincera y humildísima opinion, hay en esta magnífica definición dos palabras que constituyen el punto fundamental de la actividad recreacionista: "cultura material". Me explico: recrear la Edad Media es imposible. RECREAR significa "volver a crear", y esta perogrullada tiene más miga de lo que parece, porque implicaría reconstruir un mundo en el que la Sociedad y las ideas sobre Dios, la Vida y la Muerte son radicalmente distintas a las nuestras. El idioma en el que expresarse, una amalgama de lenguas en la cual es difícil abrirse camino (latín vulgar, navarro-aragonés, aranés, occitano, castellano altomedieval...) e imposible de reproducir a no ser que seas experto en Filología Medieval española. El Derecho, un conjunto variopinto de leyes, fueros, normas y protocolos que, entre otras muchas cosas, justifican, defienden y aplican la pena de muerte y otros castigos si cabe más horrendos. La Sanidad, una materia en la que la confianza en la Divinidad está por encima de la Ciencia y la Medicina.... Y así con otros muchos aspectos imposibles de recrear en nuestros días, tamizados indeleblemente por siete siglos de revoluciones violentas y continuas, cambios radicales y transformaciones globales irrenunciables.


Por tanto, lo único que a los recreacionistas nos es posible devolver al presente es esa cultura material de la que nos habla el Clan del Cuervo: vestimenta, armas, herramientas, ornamentos, mobiliario, menaje de cocina, calzado, medios de transporte, alojamientos... Para ello contamos con fuentes de diferentes tipos: escritas (textos que mencionan aspectos de la vida en el medievo o describen algunos de esos elementos de cultura material), arqueológicas (es decir: los mismos elementos rescatados de la tierra para estudiar sus restos, compararlos con otros y recomponerlos) y, por último, artísticas (obras de arte que pueden ir desde un códice miniado a una pintura mural pasando por motivos decorativos en múltiples soportes). Es decir: contamos con referencias suficientemente numerosas como para recrear la cultura material del medievo con cierto rigor histórico. Y digo "cierto" porque en Historia no existen las verdades absolutas y las fuentes siempre son interpretables, lo cual ha sido también motivo de duras discusiones y enfrentamientos...



Ahora bien: partiendo de este hecho insoslayable, se plantea entonces el nivel de rigor histórico que el recreacionista se propone alcanzar, y eso depende en alto grado del modo en que se enfoque la recreación. Para algunos, dicha recreación de la cultura material no pasa más allá de lo anecdótico, del simple compañerismo, del "disfraz", de la "evocación medieval" buscando únicamente compartir unos buenos momentos de camaradería, bebida, diversión y fiesta. Es lo que yo llamo la "fase Medieval Factory", y quienes me lean me entenderán perfectamente.


Otros, sin embargo, llevan más allá sus ambiciones y, sin renunciar en absoluto a esa convivencia, buscan un mayor acercamiento, una aproximación cada vez más precisa a la recreación de la cultura material del medievo. Es un recreacionismo algo más científico, más centrado en las fuentes históricas, menos conformista. Se empieza ya a discutir sobre la interpretación de las fuentes, a investigar, a buscar información cada vez con mayor profundidad. Acuden a un mercado de material más riguroso, escogen determinadas reproducciones y rechazan otras por su imprecisión o su falta de rigor. Comienzan a especializarse en un tipo concreto de personaje, de época, de cultura material, investigan a fondo sobre ella y tratan de ser coherentes con sus descubrimientos. Sus resultados son tal vez menos llamativos, pero también más rigurosos. Prestan más atención a unos aspectos y, sobre todo, comienzan ya a plantearse, aunque no siempre lo consigan, cómo materializar un objeto a partir de su imagen en una fuente histórica, y no a justificar el objeto adquirido tratando de encontrar referencias al mismo en dichas fuentes. Es lo que podríamos llamar "Soft Recreation", y en mi modesta opinión, en ella se encuentran una gran mayoría de los grupos españoles actuales.



Por último, en la evolución del recreacionista nos encontramos con lo que maliciosamente algunos llaman los talibanes, los integristas, la "Hard Recreation". Grupos de aficionados que, habiendo pasado por las anteriores fases (e incluso sin necesidad de haberlo hecho, por haberse planteado sus objetivos claramente desde un principio), elaboran sus propios utensilios, vestimentas o armas, cogen las herramientas con sus propias manos (incluso las crean a golpe de martillo sobre el yunque, si les resulta imposible hallarlas en el mercado actual) y trabajan con ellas para re-crear la cultura material a partir de las fuentes. Huyen de los eventos donde lo único que prima es la espectacularidad de una Edad Media hollywoodiense y se centran en actividades propias que buscan satisfacer su propia idea de lo que supone recrear un entorno medieval muy bien delimitado, perfectamente definido. Y su interés radica precisamente en el rigor de su trabajo, la profundidad de sus investigaciones y la precisión de sus resultados. En nuestro pais no son muchos los grupos que han alcanzado este nivel (que requiere de un trabajo infatigable, constante y altamente especializado), pero en el norte de Europa -especialmente- hace décadas que existen este tipo de recreadores (Hastings, Eu...)
Cuidado: las tres posturas son plenamente válidas. Algunos grupos deciden no pasar más allá de la fase "Medieval Factory", otros tratan de combinar una idea intermedia entre la recreación soft y la hard, sin llegar a elaborar sus propios objetos o haciéndolo puntualmente, cayendo en errores de interpretación o en las garras de la pereza. Y todos ellos son igualmente respetables, siempre y cuando sepan -eso sí- reconocer en qué punto se encuentran. Las comparaciones siempre han sido odiosas, de ahí que lo mejor sería no comparar. Pero es inevitable hacerlo en un mundillo tan "familiar" como es el nuestro (no sé si llegaremos a 500 los recreacionistas "soft" y "hard" en toda España). Y es entonces cuando surge la polémica...

Bien. Lo dejaremos aquí. Y lo dejaremos con una pregunta... ¿Y Fidelis Regi? ¿Dónde se encuentra y cuáles son sus ambiciones?

Voy a ser tan cabrón como para guardarme mi opinión personal hasta el final.

Hala, David, ya la he liao parda, como me pedías...

miércoles, 10 de junio de 2009

FIDELIS REGI (III): Eventos... y calor

Con una esquizofrenia más que regular, pues para entonces yo ya era una mezcla entre el cronista Enrique de Çaragoça, el Ricohombre de natura Aznar Pardo y Enrique el profesor de instituto, fui integrándome, pues, en la hermandad Fidelis de una forma cada vez más seria sin dejar de mantener, por supuesto, ni el buen humor ni la camaradería que encontraba entre ellos. Y así fueron sucediéndose los eventos.

Para los que no conozcáis este mundillo, los eventos son las ferias, fiestas, mercados, etc. a los que acudimos los recreacionistas para ejercer nuestra afición. Recuerdo que el primero de ellos fuera de Zaragoza fueron las Alfonsadas de Calatayud del año 2007. Allí descubrí que uno de los elementos más insoportables del recreacionismo medieval es el calor. La mayoría de los grandes eventos recreacionistas se desarrollan durante el verano, y eso significa soportar muchos grados de temperatura con unas vestimentas que, como es lógico, no están pensadas para ello. Mi saya verde de paño fue realizada para las fiestas de Teruel, en febrero. Pero para Calatayud, en Agosto, es como ir metido en un traje de esquimal en medio del Sahara. Y no es una exageración: si a la saya le añadimos mi propia grasa natural podéis, mis amados discípulos, imaginaros el suplicio... Y si en las Alfonsadas (de triste memoria posterior), pasamos calor, en el siguiente evento del Compromiso de Caspe aún pasamos más, que yo la noche del desfile por las calles de la Villa y al día siguiente creí que me deshidrataba...







No obstante, si solo hubiese sido por el calor habría abandonado el grupo hace ya tiempo. Pero entre los Fideles encontré además calor de otro tipo muy diferente y mucho más agradable: el calor de la amistad, de la camaradería, del trabajo compartido (me llegan a decir un año atrás que iba a estar yo ayudando a montar un pabellón medieval con su mástil, su tela y sus cuerdas y me hubiera partido de risa), de los compañeros de afición. En esos eventos de la geografía española conocí a personas fabulosas como los Iparreko Iaonac (cuyo nombre parece salido de El Señor de los Anillos, pero que son los auténticos Señores del Norte, unos recreacionistas asombrosos y unos verdaderos amigos si es que no se les puede aplicar una palabra más apropiada), los Arquers de la Flor de Lys (con el entrañable Jaume Montull a la cabeza, una persona encantadora y un grupo con el que nos une también una sincera amistad), los maestros de armas de Ferruza (Rober, Ramón, la virago Verónica y sus compañeros de mil algaradas) , los arqueros de Arcomedievo (con José Luis Castillo "Azogaraz" enseñándome a tender la cuerda del arco y disparar la flecha por intuición), la hueste Leo Crucis del Conde de Morvedre (que nunca faltaron cuando se pidió su ayuda y que ahora atraviesan un nuevo nacimiento por caminos distintos pero paralelos), los bravos guerreros mercenarios de A.C.H.A. (ese ojo blanco del Orko Alvar García aún me persigue en sueños), la Milicia Concejil de Rioiia (Sancho de Haro es una de esas personas a las que tomas afecto nada más conocerlas, un gran amigo), la Mesnada Mercenaria de los Mesnaderos Menesterosos (curioso nombre para una magra pero gallarda tropa encabezada por Julio de Humanejos, cuyos abrazos te descoyuntan de puro efusivos), la Orden del Acero Negro (con un extraordinario Freyre Galcerán cuya modulada voz de tenor en el canto es pareja a su elegancia y su buen hacer recreacionista)... Y el maestro herrero Lázaro de Leyva, y el sastre don Fernando Abad, y nuestro estupendo Axil, y los Arquers del rei en Jaume (con Roger de Flor y su fiel perro Marqués) y tantos, y tantos otros... Perdonadme si nos os dedico a todos unas palabras, pero en verdad sois demasiados así que recibid desde este blog un fortísimo abrazo y un fraternal saludo.

¡Y todo eso en apenas un par de años!

En realidad formamos una especie de tribu, una extraña familia que se concentra en cuanto se convoca un evento. Si los juntásemos a todos tendríamos más de trescientos, y alguna vez ha ocurrido. Veríais entonces un enorme campamento de pabellones, toldos, armeros, mesas y bancos dispuestos para la comida, y trajes variopintos, y reflejos del sol en los yelmos y las espadas, y oiríais el sonido de los aceros al chocar entre dos contendientes que se entrenan para la batalla, y voces de saludo llamando a los amigos, y risas, y discusiones acaloradas, y aplausos y cánticos y oleríais el aroma de una sisha quemando tabaco con melaza (y algunos otros olores menos agradables, también es cierto) y degustaríais la lamparilla y el yppocrás, y los sabrosísimos guisos de los Iparreko y de nuestros Fideles Carlos y Rocío... Esa es la gran familia recreacionista en lo que a calor humano se refiere. Y se deja uno envolver por ella. Y entonces sientes la sensación de que todo está bien, que estás entre amigos y que el otro calor, el del sol, es una nadería en comparación con la experiencia que estás viviendo...


Naturalmente que también existen los canallas, los oportunistas, los marrulleros, la mala gente que emponzoña cuanto toca. Heráclito de Éfeso decía que en la vida todo fluye (panta rei) y que ese fluir se mantiene en armonía por la confrontación (polemos), de modo que para que exista el Honor, tiene que existir la Felonía que se oponga a él. Pero de la canalla no creo que merezca la pena ni hablar. ¿Quién necesita mirar la inmundicia si tiene delante las aguas de un lago en la montaña?...

lunes, 8 de junio de 2009

FIDELIS REGI (II): Enrique de Çaragoça

Sin embargo, a partir de ese momento en que el profesor Enrique Villuendas se transformó en el barón Aznar Pardo, y casi al mismo tiempo, resurgió en mi interior una vieja afición que creía ya olvidada. En el mes de febrero de ese mismo año 2007 acudimos al Museo Provincial de Zaragoza para asistir a la presentación del cortometraje "Perceval", de Pablo Aragüés, en el que Fidelis había participado el año anterior. Un largometraje estupendo que fue presentado con una espléndida performance en la que Dani, el "Orko", y David (que todavía no era el baron Ximénez de Urrea) protagonizaron un épico duelo que acabó con la muerte del Fidelis y la presentación del Santo Grial en manos del temible capitán Alvar García. Lo pasé realmente bien, pero esa misma noche se me ocurrió algo... ¿Y si describía en el foro Fidelis el acto que acababa de presenciar a la manera de una crónica del siglo XIII? Y como lo pensé lo hice. Sentado ante el ordenador, usando un vocabulario de bellas resonancias arcaicas (que no era propiamente del siglo XIII, pero que tenía ese encanto salvaje del medievo) y echando mano de una memoria que -modestia aparte- es uno de mis escasos puntos fuertes, fui desgranando mi primera Crónica. Era la "CRÓNICA DE LA GLORIOSA PRESENTACIÓN DEL CORTOMETRAJE QUE DIZEN PERCEVAL, ESCRITA POR EL MESTRE CRONISTA ENRIQUE DE ÇARAGOÇA QUE FUE PRESENTE EN LA MISMA Y DISFRUTÓ GRANDEMENTE DELLA". Y fue el nacimiento de Enrique de Çaragoça...

El personaje pronto tomó carta de naturaleza porque los propìos hermanos de la Mesnada Fidelis comenzaron enseguida a leer y disfrutar con avidez de sus escritos. Habéis de saber, mis discípulos, que este vuestro maestro fue un día miembro de un grupo literario llamado "Entre líneas", que realizó varios recitales de poesía y relato corto y que feneció porque todo en esta vida tiene un principio y un fin. Sin embargo, esa primera crónica despertó en mi interior a Maese Enrique, que pronto se ofreció como escribano, amanuense y cronista mayor de la hueste Fidelis. siendo inmediatamente aceptado como tal y produciéndome tan grande alegría y orgullo que no cabía dentro de mi propia saya. Aunque eso fue más fruto del pernil y las buenas viandas que de la propia satisfacción, que en algo contribuyó, naturalmente.

Inventé una biografía para el bueno de Dom Enrique, lo hice monje retirado en el monasterio de Sijena, velando por su señor don Pedro II de Aragón en la Muerte como lo había hecho en Vida, y lo convertí en fiel amigo, cronista y escribano de los Ricoshombres de las Doce Casas. Y poco a poco, sus crónicas fueron tan leidas, celebradas y admiradas que su éxito me sorprendió y enorgulleció, de forma que escribirlas de modo cada vez más donoso y brillante pasó a ser toda una responsabilidad. Sobre todo porque su lectura era del mayor agrado para unas personas a las que tenía en tan altísima estima como mis hermanos Fideles.

Desde entonces continúa el amanuense fiel a su cita después de cada evento en que la hueste real interviene, recibiendo de ella el aplauso y reconocimiento que él en su senectud no cree merecer en tan alto grado como se le otorga. Escribe el buen monje desde sus posesiones en el castillo de Zufaria, pero guarda sus crónicas en la biblioteca de Sijena para las generaciones futuras, de tal modo que -¡asombráos!- después de dos años de andanzas son ya nada menos que TREINTA Y UNA entre crónicas, romances y otros escritos las que lleva a sus espaldas. Y muchas más que redactará, pues cuenta con el rendido apoyo de sus lectores, haciendo de él un personaje que, sin ser imprescindible porque nadie lo es en esta vida, sí se ha metido de lleno en el alma del grupo

Si os parece, dejémosle hablar a él...

"Amantísimos hermanos de armas...

Dos luengos anyos faz ya que aqueste escribano vuestro cumple con la gratísima tarea de poner en negro sobre blanco las fazañas de los soldados e nobles del rey don Pedro, a quien Dios guarde, e como ya senyala el buen Aznar Pardo, han sido dos anyos de tantas vivencias, sonrisas e buenos momentos passados con la mesnada Fidelis Regi que non solum nada tienen los fieles del rey que agradecerme, como tantas veces han fecho, sed etiam es el propio Cronista Maior quien anda en deuda con ellos, pues abriéronle con su buen hazer e sus admirables consejos las puertas de un mundo maravilloso que su ancianidad creía ya enterrado en lo más profundo de su coraçón.

Dos anyos en los quales se ha dexado ganar el escribano por la diligencia e los duros trabajos de don Artal de Alagón, la sensatez et los buenos consejos de don Rodrigo de Liçana, la camaradería et el optimismo de don Ximén de Urrea, la sabiduría et diplomacia de mi admirado Ximén Cornel, la bondad et el temple de don Gombaldo de Tramacet, las dotes de diestro tirador de esgrima de don Lop Ferrench de Luna, las entrañables e fantásticas locuras e profunda amistad del buen don Atho de Foçes, el buen entendimiento e dispositio de don García Romeu et el optimismo e disposición del admirabile don Sancho de Antillón, por non hablar de las damas donna Ana de Luesia (por quien vuestro escribano siente una especial debilidad, guárdenme el secreto los mis lectores de las buenas rosquillas de anís bien calenticas que le conseguí cuando lo de Teruel), la encantadora donna Luisa Magistra et la siempre amable, asombrosa costurera e bellísima donna Roçío Bruna, admirables senyoras dignas de tan admirable e notabilisima compaña de bravos guerreros et esforzados caballeros del rey nuestro señor, a quien guardan un Honor e una Lealtad que otros quisieran para sí sin tanto pregonalla.

Queda, como bien sabéis, en vuestras manos el cálamo, el alma e la voluntad de vuestro escribano, que terná siempre el goyoso plazer de narrar vuestras aventuras durante todos los anyos que Dios en su Misericordia le conceda de vida. E quiera Él que sean muchas décadas, pues nunca fue cronista más orgulloso de servir a tales senyores.

PROPTER REGEM!!

AD USQUE FIDELES!!!

Enrique de Çaragoça


Bueno, pues ahí le tenéis. No sé qué mas puedo deciros de él...