lunes, 28 de noviembre de 2011

Marino Faliero, Dux de Venecia

Hoy quiero contaros una vieja historia, queridos cachorros... Leedla, si os place.

Venecia, la Perla del Adriático. A.D. 1355...

La Serenísima República de los Dogos se disputa el mar Mediterráneo con Génova, pero su grandeza y belleza no tienen parangón en Europa. Gobernada por el Dux, sus galeras dominan el comercio con Oriente y sus calles y canales son un hervidero de mercaderes, financieros, aristócratas, mendigos, bellas damas y conspiraciones políticas...

El día 11 de septiembre del año 1354 Marino Faliero, un destacado miembro de la aristocracia veneciana, había sucedido a Andrea Dándolo como Dux de la Serenísima, cargo que suponía la más alta dignidad dentro del gobierno de la República. Sin embargo, a mediados del siglo XIV el poder del Dogo ya no era tan omnímodo como en tiempos pasados. La aristocracia veneciana mantenía un fortísimo control sobre las atribuciones ducales, de manera que el Dux ni siquiera podía conceder audiencias ni abrir la correspondencia dirigida al gobierno sin la presencia del Consejo de los Diez, a los cuales la Constitución de la Serenísima República de Venecia concedía poderes extraordinarios de control para evitar qiue el gobierno del Dux cayese en la tiranía.

Dicen que tras ser nombrado Dux de Venecia, Marino Faliero desembarcó en la dársena de San Marcos una mañana de intensa niebla, entrando el nuevo Dogo en la plaza sin quererlo entre las columnas que enmarcan la entrada, lugar donde se ejecutaba a los traidores a la República y por el cual traía mala suerte transitar. Al darse cuenta de su error, un escalofrío sacudió al anciano como una premonición...

Marino Faliero contaba casi setenta años y estaba casado con una bellísima dama llamada Ludovica, a quien la leyenda dice que cortejaba un noble veneciano conocido como Michele Steno. A los problemas derivados del gobierno de la República (la guerra contra Génova, entre otros muchos) se le unían, pues, a Marino Faliero sus propias dificultades domésticas, que se agravaron cuando en el transcurso de un baile en el Palacio Ducal, el impertinente Michele Steno no dejó de acosar a la dogaresa y, al ser rechazado por ella, dejó grabados con su puñal unos versos satíricos contra el Dux en la madera de su propio trono... Sabedor Marino Faliero de este indecente acoso del prohombre veneciano hacia su esposa, mandó detener a Steno y lo denunció ante el Tribunal de la Quarantía, pero cuando el Dux esperaba un castigo ejemplar, los jueces se limitaron a condenar al patricio a sólo un año de prisión. Faliero montó en cólera pero no pudo hacer nada: las decisiones de la Quarantía (formada por aristócratas que se apoyaban entre ellos) eran irrevocables.

Fue así como la indignación que las numerosas trabas que la Constitución veneciana ponía al poder del Dux se unió a la que despertaba en él la injusticia de su propio caso personal. Y así el Dogo Marino Faliero decidió organizar una conspiración que acabase con los privilegios del Consejo de los Diez y dejase toda la autoridad de la República en manos del Dux. Faliero consiguió el apoyo de numerosas familias aristócratas venecianas y fue tejiendo una red de influencias y traiciones que se concretaría en un golpe de estado tras el asesinato de todos los miembros del Consejo de los Diez.

Sin embargo las cosas no iban a salir como los conspiradores esperaban...

Queriendo salvar la vida del patricio Niccolo Lion, a quien debía muchos favores, un mercader de pieles llamado Beltramne, que formaba parte de la conjura, tuvo la nefasta idea de recomendarle que no acudiese a la reunión del Consejo el día en que iba a producirse la matanza. Extrañado, Lion acosó a preguntas al mercader, el cual acabó descubriendo toda la trama urdida por el Dux Faliero. De inmediato, Niccolo Lion convocó al Consejo de los Diez y les informó de la traición, decidiendo la Quarantía por unanimidad destituir al Dux y condenarlo a muerte.

La sentencia se cumplió el día 17 de abril de 1355. Marino Faliero fue conducido a las escaleras del Palacio Ducal, se le despojò del "corno" (sombrero) y del manto de oro propios de su dignidad, se le impuso un manto negro de traidor y el verdugo lo decapitó con un hacha mientras los miembros del Consejo de los Diez gritaban: "¡El traidor ha sido ejecutado! ¡Venecia ha hecho justicia!". La dogaresa Ludovica fue expulsada de sus habitaciones y obligada a pasar ante el lugar donde yacía el cuerpo decapitado de su marido, al que contempló con estupor, siendo conducida hasta el palacio familiar donde pasó el resto de su vida, cayendo en los abismos de la locura hasta perder por completo la razón... Michele Steno, por su parte, fue liberado y al darse cuenta de lo que su insensato amor había provocado, intentó rehabilitar el nombre de Faliero sin conseguirlo y, profundamente arrepentido, cuidó de la desdichada ex-dogaresa hasta su muerte sin atreverse a acercar siquiera al palacio en que residía... Y cuando Ludovica murió, Steno se vistió de luto. Años más tarde, ¡paradojas de la vida!, llegó a convertirse en Dux él mismo, y tuvo que subir las mismas escaleras en las que Marino Faliero había sido decapitado por su culpa...

No acaba aquí la historia... Condenado por traición a la República, el malogrado Dux sufrió una "damnatio memoriae" (condena de la memoria): en la Sala del Maggior Consiglio del Palacio Ducal, donde se colocaban los retratos de todos los dogos, su imagen fue pintada de negro, con una inscripción en latín al pie: Hic est locus Marini Faletro decapitati pro criminibus ("Este es el sitio de Marino Faliero, decapitado por sus crímenes").



Que tuvieron lugar a consecuencia de un amor criminal...

(La terrible historia veneciana de Marino Faliero fue llevada a la Ópera por Donizetti y a la Pintura por el maestro Eugène Delacroix)

viernes, 18 de noviembre de 2011

Concha Martínez

Bueno, pues parece que a muchos compañeros les va llegando el merecido momento del descanso laboral... Este jueves tuvimos otra comida de despedida, esta vez en honor de Concha Martínez, compañera del departamento de Geografía e Historia del IES Gallicum de Zuera.

No conozco tanto a Concha como a Julio Lafuente, a quien dediqué ya unas sentidas palabras en este blog, ya que con ella he coincidido menos que con Julio porque trabajaba con los alumnos de segundo ciclo de ESO y Bachillerato en el Edificio Viejo y sólo nos veíamos en las reuniones de departamento, pero he de decir a pesar de todo que siempre me pareció una gran docente y una excelente persona, siempre de buen humor y con un gran sentido común que, a mis ojos, la convertían en la joven abuelita que a todo nieto le gustaría tener...

Concha deja, pues, el departamento de Ciencias Sociales y parte al cómodo limbo de los prejubilados con la satisfacción de dejar tras de sí un trabajo impecable. Lo celebramos con una entrañable comida con todos los compañeros de departamento, que le regalamos un par de tontadicas para que nos recuerde, así como un sinfín de brindis, risas, abrazos y besos de felicitación.

Enhorabuena, Concha, y piensa en nosotros cuando estés paseándote por los jardines de Versalles o por la Fontana di Trevi, que también nosotros envidiaremos tu suerte y te desearemos de todo corazón que seas muy feliz.

GUÍA PARA RECONOCER MALTRATADORES

En lo que llevamos de este año 2011, hasta principios de noviembre, 58 mujeres murieron en España víctimas de la violencia doméstica. Sólo un 10% de ellas habían denunciado previamente a sus parejas, bien por miedo o bien por entender que las actitudes de sus maridos o compañeros sentimentales no merecían considerarse realmente como maltrato. Sin embargo, muy pocos maltratadores se tienen a sí mismos como tales, sino que están firmemente convencidos de que sus actitudes son las correctas y sus respuestas violentas son las adecuadas al comportamiento que creen observar en sus víctimas.

El Instituto de la Mujer ha destacado algunas de estas actitudes como "señales de alarma" que toda mujer debe apreciar y actuar en consecuencia antes de que degeneren en situaciones insostenibles o, en última instancia, en la muerte a manos de sus parejas... Antes de la bofetada, de la paliza, de la puñalada, estos son los indicios, en definitiva, que delatan al maltratador:

Celos compulsivos e irracionales: el maltratador suele ser un individuo con baja autoestima (aunque en principio no lo parezca en la vida cotidiana) que se considera a sí mismo una víctima (todos están contra él) y que vuelca esa frustración en la pareja. Es egoísta y considera a su esposa o compañera como un objeto de su propiedad, por lo que teme constantemente que le sea infiel. Así, el hombre trata de controlar en todo momento y compulsivamente la vida social y laboral de su pareja. inquiriéndola sobre con quién ha quedado, dónde y para qué, controlando sus llamadas de teléfono o mensajes y su correo electrónico y animándola constantemente a quedarse en casa ("con la pata quebrada") o a renunciar a la compañía de otras amigas que "no hacen más que llenarte la cabeza de pájaros". Estas recomendaciones, muchas veces, van reforzadas por un tono seductor, falsamente cariñoso y supuestamente protector, pero encaminado a mantener el control sobre la pareja y sustraerla de influencias externas al círculo doméstico.

Control del aspecto físico y la indumentaria: según el maltratador, "su mujer" debe vestirse y arreglarse exclusivamente para él. Por este motivo cuando considera que la pareja viste de un modo a su entender "descocado" o "indecente" se lo hace saber, en un primer momento, con mohínes de desprecio o palabras de reprobación y, si la pareja reincide, con reproches e insultos ("¡Pareces una zorra, vas vestida como una puta, te has pintado como una furcia para llamar la atención...!") reafirmando de este modo ante los demás que es él quien lleva el control de la vida en pareja y que no admite réplicas a su autoridad masculina. Esto lleva inlcuso a que la mujer se sienta culpable por haber tenido la osadía de vestirse o maquillarse a su antojo para sentirse cómoda, bien o simplemente a gusto consigo misma.

Desprecio privado y público de sus méritos: con el fin de minar la autoestima de la pareja, el maltratador no duda en menospreciar sus méritos y mostrar su desprecio hacia sus logros tanto en privado como en púiblico. El maltratador no ponderará jamás las virtudes ni los triunfos de su pareja si no es para colocarlos tras los suyos o enorgullecerse de ser el poseedor y amo de quien los ha conseguido. Frases del tipo "¡A saber lo que ha hecho esta zorra con su jefe para que le den ese trabajo!" o "¡Si no llega a ser por mí, que le dí unas clases particulares, esta negada no se saca el carné de conducir en la vida!" son frecuentes en la convivencia diaria o en reuniones públicas...

Arrepentimiento y sobrecompensaciones: generalmente el maltratador (muchas veces un hombre culto, inteligente y perfectamente tratable en sociedad) es un enfermo que no sólo hace sufrir a su pareja sino que él mismo tiene momentos de lucidez en los que entiende que su actitud es insoportable, lo cual lo convierte en un peligroso seductor. Es frecuente que tras un episodio de maltrato psicológico o incluso físico el maltratador muestre sincero arrepentimiento, pida disculpas apesadumbrado y sobrecompense a su pareja con regalos como flores, bombones, veladas románticas e incluso unas paradisíacas vacaciones de reconciliación. Esto lo hace especialmente peligroso, ya que tales muestras van acompañadas de mimos, atenciones, promesas y juramentos tan sinceros que -sobre todo al principio- la víctima se deja seducir por el verdugo, cree en su arrepentimiento y renuncia a tomar medidas. Pero está comprobado que el maltratador es un enfermo que, tarde o temprano, reincidirá en las mismas actitudes porque obedece a impulsos que no puede controlar... y que repercuten cada vez más peligrosamente en su pareja.

En definitiva: celos descontrolados, control de la indumentaria, desprecio hacia la persona y arrepentimiento súbito y aparentemente sincero tras el maltrato psicológico son indicios claros que deben alertar a la mujer antes del primer golpe o la primera paliza. Y son la señal de alarma para pedir ayuda llamando al 016... antes de que sea demasiado tarde...

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jueves, 10 de noviembre de 2011

Decisiones fundamentales

Aprovecho el blog para dar cuenta de un último acontecimiento de vital importancia... Os paso el parte:

"En el día de hoy, cautivo y desarmado mi esfuerzo por mantener un estilo de vida que no me lleve a la tumba prematuramente por causa de mi afición a la buena mesa, me he puesto en manos de la Medicina para que sus psicólogos, dietistas y -en postrera instancia- anestesistas y cirujanos consideren la posibilidad de practicarme una gastroplastia que me reduzca el estómago y acabe con esas ansias gastronómicas que me han llevado a una situación insostenible y preocupante"

ZUERA, a 10 de noviembre de 2011




Tengo un poco de miedo... Más bien, respeto. Una operación es una operación, si bien falta mucho aún para que sea una realidad (las listas de espera están entre año y medio y dos años). Pero también me felicito de haberme decidido y tengo muchos ánimos y esperanzas en que todo sea para bien. Alea Iacta Est.

Seguiremos informando. Y adelgazando.

A vueltas con el Islam...

Uff...

Desde la perspectiva de un profesor de Historia que trata de desentrañar los misterios y la evolución del pasado para poder explicar un poco a sus alumnos las realidades del presente, lo cierto es que muchas veces tropiezo con auténticos dilemas de conciencia...

Me explicaré. Como de costumbre, os pido que os situéis en las aulas de un instituto de Educación Secundaria y en la clase de Ciencias Sociales. Tema VI: "El Islam". Un tema interesantísimo, candente a más no poder después de los acontecimientos vividos en este durísimo año 2011 que poco a poco se dirige a su fin. La "Primavera del Islam" y todo eso: Túnez, Egipto, Libia, Siria, Yemen... Pero empezamos desde el principio, desde ese Muhammad que en el siglo VII escuchó la voz de Alá y bajó de la montaña con un libro llamado a ser la guía espiritual de una nueva civilización: Arabia. Mahoma, La Meca, la Hégira y Medina. La Kaaba y la Piedra Negra. Los Cinco Preceptos Fundamentales (Profesión de Fe, Ayuno, Oración, Limosna y Peregrinación). El Corán. Los Cuatro Califas. Chiítas y sunnitas, tradición y renovación. Los Omeyas en Damasco. La expansión de un imperio. La Yihad (guerra santa) y la Sharia (ley coránica). Al-Ándalus. Los Abbasíes y Bagdad... ¿Váis situándoos?

Los chicos (unos menos, otros más) van empapándose de todo ello. Tengo incluso un alumno de religión musulmana (sunnita creyente pero no practicante) que se lo está pasando en grande y que me ha sacado un 9'5 en el examen de preguntas cortas sobre el tema. Hasta aquí, todo normal. Pero los conflictos de conciencia empiezan cuando tratas de hacer encajar en una misma Historia el sobrehumano y admirable esfuerzo de la construcción de un Imperio y una civilización fabulosa (leed Las Mil y Una Noches y luego me lo contáis, si no os lo creéis) dominada por la sumisión a Dios (que es lo que significa "Islam") y, sobre todo, la extraordinaria, la impresionante aportación artística, literaria, musical, filosófica y económica del Islam con el integrismo, el fanatismo, la barbarie y las lacras que marcaron esa misma civilización y que, para su desgracia, la siguen marcando de forma tangible y deplorable todavía hoy...

No sé si consigo explicarme. A ver... ¿Cómo metemos en el mismo saco a Avempace con Gaddafi, a Averroes con Jomenini, a Avicena con Bin Laden, a la Mezquita de Córdoba, el palacio de la Aljafería y la Alhambra de Granada con los talibanes afganos que destruyeron los budas de Bamiyán? ¿Cómo se compaginan la Gran Mezquita de los Omeyas de Damasco o la Cúpula de la Roca con el burka, con el terrorismo chiíta, con los atentados suicidas o con la Muttawa (policía "moral" que se encarga de velar por las costumbres musulmanas en los países islámicos actuales)? ¿Cómo se le explica a chicos/as de trece años que las mismas ideas que inspiraron maravillas como el Patio de los Arrayanes de la Alhambra, el Salón Dorado de la Aljafería o el Amor Sufí de los poetas andalusíes conviven con la aleya 38 de la azora IV del Corán?:

"Los hombres están por encima de las mujeres porque Dios ha favorecido a unos respecto a las otras (...) A aquellas (mujeres) de quienes temáis la desobediencia, amonestadlas, mantenedlas separadas en sus habitaciones, golpeadlas..."


Es complicadísimo, sobre todo cuando entre tus oyentes/alumnos hay personas que participan de esas mismas contradicciones y, encima, están amparadas por unas leyes (¡las de mi propio país, además!) que salvaguardan el respeto a sus tradiciones y protegen esa "diversidad cultural" por muy salvaje o ridícula que pueda parecer ante la mentalidad occidental, dando cobijo a querellas y denuncias de "racismo" o "xenofobia" si se te ocurre denunciarlas públicamente. Hay casos sangrantes, ridículos, incluso surrealistas, como el de ese profesor andaluz que fue denunciado por unos padres musulmanes ofendidos de que hubiese ponderado en clase los beneficios de la carne de cerdo delante de su hijito, molesto porque su tradición cultural le impide disfrutar de ellos... Es demencial, pero es así.

En definitiva: hay que andar con pies de plomo, así que he tomado la determinación de ceñirme a los aspectos históricos, culturales, sociales y económicos del Islam sin detenerme en demasía denunciando las contradicciones y barbaridades que encierra actualmente aferrándome a la idea de que no todo musulmán es un integrista que cada día "golpea a su mujer aunque no sepa por què, ya que ella SÍ lo sabe" y que en el Islam, como en el Cristianismo (que, dicho sea de paso, oculta no pocas de esas mismas contradicciones, y si no preguntadle a los inquisidores de fray Tomás de Torquemada o estudiad la situación de la mujer en Occidente hasta hace prácticamente medio siglo), lo mismo hay -o ha habido- personas sensatas que hijos de puta fanatizados enarbolando la Media Luna o la Cruz para su propio (y oscuro) beneficio.

Y entonces tal vez nos sea posible pasear por la Mezquita de Córdoba admirando su belleza sin que estas reflexiones nos provoquen pajas mentales.