A veces, entre unas tontadas y otras, crees que tienes la situación bajo control, los cabos bien atados y los planes bien trazados, incluido el famoso Plan B, antes de lanzarte al abismo, pero te sale el gorrino mal capao y se te revuelve en busca de venganza... En esa guerra civil personal de tí contra tí mismo empiezas a preguntarte qué es lo que ha podido salirte mal, en qué te has equivocado para que ahora te veas arrastrando el fusil por tierra camino del exilio, con el enemigo pisándote los talones. Y empiezas a buscar culpables, a lamentarte y a despotricar, si tienes alma de fuego, o a ponerte nostálgico y llorar mirando a las estrellas si la tienes de cristal...
Debe ser una auténtica putada. Sobre todo cuando miras hacia atrás y hay tantos cadáveres en las cunetas.
Es una reflexión que me ha dado por hilvanar al leer una página en internet sobre la ruta Orwell, en la sierra de Alcubierre. Ya os contaré más en detalle...
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