jueves, 7 de abril de 2011

Hambre, Muerte, Peste y Guerra en el Aragón del siglo XIV (II)


Perico había oído ya unas semanas antes a los aparceros que una extraña enfermedad estaba haciendo estragos en Calatayud. Las casas donde había afectados por el morbo eran pintadas en el dintel y las jambas con brea negra, lo que indicaba que había que huir lo más lejos posible de ellas. De hecho, la ciudad había sido puesta en cuarentena por las autoridades y a nadie le estaba permitido entrar ni salir. En las calles se quemaban yerbas aromáticas, se hacían hogueras con los enseres de los apestados y los disciplinantes, pobres desesperados tras haber desaparecido los sacerdotes al primer síntoma de alarma, recorrían las rúas de la villa flagelando sus espaldas mientras elevaban sus oraciones a voz en grito a los Cielos. Buscando culpables, la furia de la plebe inculta, azuzada desde los púlpitos antes de que el clero pusiese tierra de por medio, se dirigió contra los hebreos y la judería bilbilitana fue atacada con saña, quemando vivos a muchos inocentes... Pero nada era efectivo. El mal se extendía inexorablemente, contagiando y acabando con la vida de entre 100 y 200 personas diarias, y su única prevención era un popular consejo: Fugere cito, longe, et tarde reverti (“huir pronto, lejos y regresar lo más tarde posible”). Para los bilbilitanos ya era demasiado tarde. Las puertas de la villa estaban cerradas: para entrar y para salir.

No se conocía exactamente el modo en que se propagaba. Los médicos universitarios la consideraban un castigo de Dios, pero aún así la trataban con los métodos científicos que su Ciencia les permitía aplicar. De acuerdo con éstos, los llamados “aeristas” defendían la difusión del mal a través del aire corrompido (los “miasmas”) y negaban incluso su condición contagiosa por contacto, mientras que los “contagionistas” limitaban los medios de propagación de la peste al contagio interpersonal o a través de bienes usados por el enfermo. Ello, lógicamente, daba lugar a interminables disputas médicas que no hacían sino agravar el mal.

No existe una pandemia histórica más estudiada que la Peste Negra (nombre que se popularizó sólo a partir del siglo XVIII, y llamada “mortalitas”, “infirmitas pestilentis” o simplemente “pestilentia” durante la Edad Media) que asoló toda Europa en varias etapas pero muy especialmente entre 1347 y 1350, acabando con la vida de veinte millones de personas en todo el continente (salvo en áreas muy concretas como parte del Pirineo ibérico y la región polaca de Varsovia, por causas que aún se desconocen).

Hoy sabemos que el virus causante de la misma se llama “Yersinia Pestis”, aislado por el bacteriólogo suizo Alexandre Yersin y el japonés Kitasato Shibasaburo en 1894. Al parecer, el brote de 1347 comenzó quizá en algún lugar del norte de la India, probablemente en las estepas del Asia central, desde donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles. La peste llegó a Europa por la ruta de Crimea, donde la colonia genovesa de Kaffa (actual Teodosia) fue asediada por los mongoles. La Historia dice que los mongoles lanzaban con catapultas los cadáveres infectados dentro de la ciudad (si bien la enfermedad no se contrae por contacto con los muertos). Los refugiados de Kaffa llevaron después la peste a Messina, Génova y Venecia alrededor de 1347/1348. Algunos barcos no llevaban a nadie vivo cuando alcanzaban las costas. En España entró por el puerto de Barcelona en naves procedentes de Génova y se extendió rápidamente por la Corona de Aragón hasta alcanzar toda la Península en apenas unos meses, pasando poco después al resto de Europa.

2 comentarios:

  1. Viendo el mapa me he dado cuenta de algo, Por que Milan y deredores, y parte del Pais Vasco estan en verde, como se salvaron?, Igual lo que es Brujas, si son zonas rodeadas por donde la peste estaba mas fuerte?, lo de Polonia, Ucrania y Chequia lo veo logico, pero lo otro...

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  2. Hola Charles

    En realidad, no es propiamente el País Vasco sino la zona centro-occidental de los Pirineos. Yo la única explicación que veo plausible es el hecho de que se trata de zonas montañosas, menos pobladas y a las que se accede con mayor dificultad. La Peste se transmitía a través del aire, pero era imprescindible que los enfermos (a sabiendas o no) se desplazasen por toda Europa llevando consigo el "Yersinia" de un lado a otro. Quizás en las zonas menos afectadas funcionó mejor la cuarentena o, simplemente, tuvieron más suerte. Hay múltiples factores que pudieron influir, pero sobre todo destaca la propagación a través de los peregrinos, viajeros o emisarios que incubaban el virus sin saberlo.

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