Lo teníamos todo preparado, así que no cabían sorpresas sino sólo ilusiones. La cunita estaba en el cuarto de sus papás. Las ropicas, esos pijamitas, camisetas, "bodys", patucos y gorritos bien doblados en su canastilla. Los peluches con sus brazos abiertos como en un abrazo, sonajeros y cascabeles ensayando melodías de arrullo y de alegría. El cochecito para pasear, deseando salir por la puerta de casa para enseñarle el sol y la vida a su diminuta persona... Y la familia, expectante. Sus padres, sus abuelos, sus tíos y sobre todo su hermanita Raquel, que hace ya meses sabía que estaba esperando "un bebé", vivíamos pendientes del teléfono que nos diese la buena nueva.
Y por fin llegó. El miércoles, día 2 de febrero de 2011, por la tarde. Yo tenía evaluaciones, ¡cómo no!, pero estaba de descanso entre una sesión y otra cuando una voz que era todo orgullo y emoción me anunció en el móvil que ya estaba aquí. Que la cunita, las ropitas, el cochecito y los peluches ya tenían nueva dueña legítima. Y, sobre todo, que ese primer llanto de bebé que lucha por respirar después de nueve meses calentita y mimada dentro de la tripa de su madre esperaba ser consolado por todo el cariño de una familia estupenda, que la aguardaba desde hace ya semanas con impaciencia y con muchas ganas de acunarla y mecerla en los brazos...
Ya estás aquí, Sofía, mi pequeña. Y es una pena que los que ya no están no puedan disfrutar de tu presencia, porque eres tan maravillosa como esperábamos todos.
Bienvenida, cariño...
Felicidades tío Enrique!! Me alegro muchísimo. No svemos prontito! Espero que me puedas enseñar fotitos de tu nueva sobrina! :) Un abrazo enorrrmeee
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