martes, 18 de enero de 2011

Master and Commander (al otro lado del mundo)


Hacía tiempo que no dedicaba una entrada a la crítica literario-cinematográfica, y como ayer me calcé de arriba a abajo este pedazo de peliculón por enésima vez sin respirar me gustaría hablar de ella como se merece...

Ya lo dije en su momento de El nombre de la Rosa (http://abriendocaminos-enrique.blogspot.com/2010/05/el-nombre-de-la-rosa.html) referido, en aquella ocasión, a sus espléndidos valores como novela, calificándola de "perfecta" y dando lugar con ello a un interesante debate entre "Ecófilos" y "Antioecófilos", y ahora me gustaría incidir en ello al hablar de esta maravilla, señalándola como extraordinaria e imprescindible para todos los amantes del mar, de los buques de guerra y de las películas de época. Un regalo para los sentidos, vaya.

Inspirada en varias de las más de 20 novelas de la serie "Master and Commander" del escritor irlandés (nacido en Inglaterra, en realidad) Patrick O'Brian, la película que nos ocupa fue dirigida por Peter Weir en el año 2003 y protagonizada por Rusell Crowe y Paul Bettany en sus papeles principales, además de un centenar largo de actores -procedentes en su mayoría del ámbito teatral británico- mucho menos conocidos pero cuyo papel resulta tan importante o más que el de los dos protagonistas. Además de que lo bordan, todos y cada uno de ellos.

La historia se basa en la singladura de la fragata británica "Surprise", de 28 cañones, comandada por el capitán Jack Aubrey "el Afortunado" (Russell Crowe) en misión de combate para interceptar, hundir o capturar al navío francés "Acheron" en ruta por el Atlántico sur en el verano del año 1805, pocos meses antes de la batalla de Trafalgar. Acompaña a Aubrey su gran amigo el doctor Stephen Maturin (Paul Bettany) como médico y cirujano de a bordo y se encuentran bajo su mando el primer teniente Thomas Pullings (James d'Arce), el segundo teniente William Mowett (Edward Woodall), los guardiamarinas Blackeney (Mark Pirkis, el joven Octavio Augusto de la serie Roma), Hollom (Lee Ingleby) y, como he dicho, casi un centenar más de actores, algunos tan conocidos como Billy Boyd (el entrañable hobbit Pellegrin Took de El Señor de los Anillos).

Peter Weir nos introduce con ellos en la vida cotidiana de un navío de combate del siglo XIX durante las guerras napoleónicas en los mares del sur, y lo hace de un modo tan magistral que puede uno sentir el azote del viento en la cara, escuchar la proa de la Surprise hendiendo las aguas del Atlántico como si estuviéramos sobre la cubierta o vivir intensamente la vorágine del cañoneo y el abordaje en medio de batallas increíbles en la que nos parece sentir que en cualquier momento puede alcanzarnos una bala perdida o una esquirla de metralla. Para ello el director australiano utilizó nada menos que TRES embarcaciones (una maqueta, un plató flotante y una auténtica fragata inglesa, la Rose, para las tomas en alta mar) perfectamente decoradas y ambientadas, en las que ni un solo detalle anacrónico escapa a la perfección histórica de la historia narrada. Uniformes escrupulosamente inspirados en los de la Royal Navy de comienzos del XIX, armas de avancarga, sables de abordaje, cañones, instrumentos de medición, técnicas quirúrgicas, aspectos nimios de la vida cotidiana desfilan por la pantalla trasladando al espectador a ese verano de 1805 como en una perfecta y sublime máquina del tiempo...


Para lograr ese efecto, Weir llevó a cabo iniciativas interesantísimas antes y durante el rodaje de toda la película... Recorrió tiendas de antigüedades buscando material de la época, estudió manuales de navegación de comienzos de siglo, leyó una y mil veces las novelas de Patrick O'Brian tomando cientos de anotaciones para recrearlas en el film, llegó a crear un "set" ambientado como una taberna portuaria inglesa donde sólo podían entrar los actores para lograr una perfecta camaradería entre ellos... Una labor de investigación ingente, depuradísima y de una seriedad absolutamente rigurosa cuyos resultados en la pantalla son más que evidentes. Esas cosas no se improvisan y está claro que llevan detrás un trabajo de titanes...

En cuanto a los valores puramente cinematográficos, hay escenas que perdurarán siempre en quienes hayan visto la película:

- El primer ataque de la Acheron a la Surprise, con las balas de cañón atravesando el espacio e impactando en las jarcias, el velamen y la cubierta de la fragata de Aubrey... Una escena rodada con hasta cuatro cámaras dispuestas en diferentes ángulos para abarcar la mayor cantidad ede espacio posible.

- El guardiamarina Hollom tomando una bala de cañón y lanzándose al vacío con ella, hundiéndose en las profundidades del océano, incapaz de aguantar la presión de creerse un "Jonás", un "gafe" al que todos miran con recelo...

- La tormenta tropical que destroza una de las jarcias y arrastra a un marinero al mar, debiendo sacrificar su vida para salvar al navío de arrastrarlo con él...

- La tripulación de la Surprise saludando con rencor a Hollom mientras éste. acongojado, se dirige a la cámara de los guardiamarinas en medio de un silencio amedrentador...

- Y, naturalmente, el combate final contra la Acheron después de que la Surprise se convierta en un "fásmido marino" ocultando su aspecto militar bajo la apariencia de un ballenero incendiado y a la deriva...



En suma: una obra maestra que ningún amante de la historia se puede perder...

2 comentarios:

  1. Todavia hay una cosa que no entiendo de esa película y es el chiste que hacen cuando estan cenando,¿que queria decir con lo del animal menor? ¿es que es sofisticado humor inglés?

    ¡Un saludo!

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  2. Kaiser, si las ves en Inglés lo entiendes mejor, el médico elige el bicho más grande y el capitán le indica:

    You should always choose "the lesser of two weevils" we-evils suena mejor que evils, significa, tienes que elegir "el menor de dos males".
    De ahi la traducción menor, el ani-mal menor, hay que elegir el mal menor.
    Más tarde el médico se lo recuerdo cuando tiene que tomar la decisión de cortar las jarcias sacrificando así a uno de los marineros, era "the less of two evils" o el "mal menor"

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