jueves, 3 de diciembre de 2009

Carta de un imbécil

A veces en esta vida uno se lleva sustos. Y además, sustos innecesarios, por comportarse como un imbécil

Yo ya hacía tiempo que me encontraba mal. No era nada especialmente doloroso, pero sí persistente y molesto. Dolores de cabeza... Malos despertares... Pesadez en las piernas... Y, naturalmente, ese agujero del cinturón cada vez más abierto, esa ropa que antes me podía poner y ahora no...

Y como un perfecto imbécil, lo echaba todo al trastero fingiendo que estaba como una rosa. Y sin tomarme las pastillas porque... p'a qué, si me encontraba razonablemente bien... Ya se me pasará...

Pero no se pasaba. Al principio me dolía la cabeza uno o dos días cada mes... Luego fue cada quince días... Y últimamente, no había semana que no me doliese al menos tres o cuatro días seguidos...

Y la familia avisando. Y el pesado de mi padre metiéndose conmigo. Y mi hermana, y mi tía, y mis amigos... Y yo, como un imbécil, pasando de todo y poniéndome morado, comiendo lo que me daba la gana, sin orden ni concierto, sin dieta ni Dios que te lo crió...

Hasta que fui a la revisión médica, más que nada por no escucharlos más... Y también ¿por qué no decirlo?... porque tenía ya algo de miedo. A los 43 años conozco gente que le ha dado ya un jamacuco. Y me queda mucho por hacer...

Así que fui al médico. Y salí blanco. 147 kilos. 20-13 de tensión. Triglicéridos, colesterol, diabetes... de todo. El buen caballero no me dejó salir de la MAZ sin tomarme una pastilla para que me bajase la tensión. Y me suplicó que fuese al médico de cabecera ipso facto, esa misma tarde, porque estaba al borde de... algo. Un infarto, un ictus, un derrame cerebral...

Jodo

Te planteas las cosas de otra manera. Fui al de cabecera y me puso firmes. La doctora Ana Hernández. Que, dicho sea de paso, es una señora estupenda. Pero eso es lo de menos. Viendo a mis sobrinos, a mis amigos en esos eventos de Fidelis Regi, a mis compañeros de trabajo, a mis alumnos... me dije que todo eso era muy importante, demasiado importante y maravilloso para echarlo todo por la borda por ser un perfecto imbécil.

Así que reflexioné. La Muerte no entra dentro de mis planes, al menos a corto plazo, y cuando te dicen que de seguir así a los 45 no vas a llegar... pues te cagas por la pata abajo.

Así, pues, a todos los que tratábais de impedir que siguiera siendo un imbécil... A mi padre... A mi madre. A mis tíos. A mis hermanas Susana y Elena... A mis sobrinos Miguel Ángel, Rafael, Leonardo y Raquelita (que algún día me los voy a comer vivos de lo ricos que son). A José Luis y a Juan, mis cuñados. A Rafa, a Jesús, a Luis, a Carlos, A mi admirado Ximeno Cornel, a Rocío, a David, a Ana... a todos ellos... A mis compañeros de trabajo. A mis alumnos... Y también, por qué no, a Izaskun, que no deja de ser una buena ayuda a pesar de lo poquísimo que la conozco y de lo estupenda que es... A todos os quería decir que el imbécil ha dejado de serlo. Que sois todos demasiado importantes para perderos por seguir siendo un imbécil, por no hacer nunca caso de nadie, por hacer mi santa voluntad y no cuidar de mí mismo. Que es todo demasiado bonito y que tengo demasiada suerte para jugar con mi salud...

Y que gracias, de verdad, a todos por estar ahí. Cuidándome como yo no he sido capaz de hacerlo.

Llevo quince días con un nuevo plan de vida. Comida sana. Medicación adecuada. Control médico... Y ya se nota. La tensión ha bajado, los dolores de cabeza ya no me atormentan, he perdido siete kilos y me empieza a caber ropa que hace meses no me podía poner, sin que me importase un bledo. Seré imbécil... Y ahora sé que me queda un largo trecho de vida cuidándome por todos los años que no lo he hecho.

No me abandonéis... Os necesito. A todos.

Enrique

13 comentarios:

  1. Enrique... Te queremos!!!!
    Ya sabes que aqui estamos para lo que haga falta, te conozco hace tiempo, pero ultimamente bastante mas, y me joderia no poder seguir disfrutando de tu compañia y chascarrillos en esos viajes en los que te gorroneo coche indiscriminadamente jajaja.
    Pues eso, que te cuides!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Luis. Y para nada me gorroneáis el coche, al revés. Viajar solo es aburridísimo.

    ResponderEliminar
  3. Aquí estaremos, Enrique, para lo que nos pidas y necesites; cuidate, y mucho, porque nosotros también te necesitamos, hermano.

    ResponderEliminar
  4. Aunque no te lo digamos tantas veces como debieramos, ya sabes que te queremos, y que tu decisión es MUCHO más importante de lo que parece (y lo parece mucho: hablamos de tu vida). Es mucho más importante por que eres un MODELO, (aunque suene a chiste); en serio, eres un modelo para mis chicos, te adoran y te imitan en muchas más cosas de las que te puedas imaginar.

    POR FAVOR, sigue así, ¡¡¡CUIDATE!!! que necesitamos que sigas siendo un ejemplo para ellos.

    Un fuerte abrazo.
    Tu cuñao

    ResponderEliminar
  5. A plantar fuerte y no rebles nunca, amigo. Sostente, persiste y persevera. Nos harás un gran favor a todos.

    Cornel, el fidelis volador :)

    ResponderEliminar
  6. Seguiremos siendo pesadísimos si es por la inmejorable causa de que sigas con nosotros.
    Ánimo, tu puedes conseguir lo q te propongas y nuestra ayuda nunca te faltará cuando la necesites. Te queremos.
    Coco, Raquel y Elena

    ResponderEliminar
  7. Joder, macho, qué susto conforme leía. Menos mal que te has puesto las pilas. Y menos mal también que tienes ahí un montón de ángeles de la guarda.

    ResponderEliminar
  8. No lo sabes bien, Sebas. Cuando te dan esos sustos tan horrorosos es un verdadero alivio saber que tienes a tu gente arropándote y al lado, como siempre lo han hecho....

    Muchas gracias a todos. Os quiero, de veras...

    ResponderEliminar
  9. Cuenta con mi cayado de ciego para apoyarte.

    Cabeza arriba y para adelante.

    ResponderEliminar
  10. Por cierto, Juan, me hace mucha ilusión saber que soy un modelo para tus hijos porque ya sabes que los niños, en general, son mi debilidad y mis sobrinos, en particular, todavía mucho más. Supongo que puedes imaginarte lo muchísimo que los quiero a todos. Y te aseguro que son una excelentísima razón para seguir viendo una calavera con las tibias cruzadas grabada en un huevo duro rebozado con gamba (con toda su grasuza y su colesterol brincando en mis venas) o en una tarta de chocolate con los triglicéridos diciendo "veeeen a nosotrooos... eres de los nueestroooos"...

    Pues eso. Endivias, lechuga, queso fresco y ejercicio... Y más cuentos e historias para los niños, por muuuchos años.

    ResponderEliminar
  11. ¡Sabia que lo harías! Como siempre te he dicho, eres muy inteligente y sólo tu tenías que tomar la iniciativa, es la única manera, nada sirve de lo que todos te hemos estado diciendo, pero AHORA SI, has escogido el camino para poder compartir con todos los que te queremos muchos años de vida y de cariño. Te deseamos todos en esta casa y muchos más que tengas fuerza para las pequeñas batallas y así conseguirás ganar la guerra. Estamos contigo. BESOS

    ResponderEliminar
  12. Cuídate muchacho, que te quedan muchas crónicas y relatos por delante.
    No sabes lo que te echamos de menos Axil y yo el domingo en el mercado medieval de Portalrubio al hacer el vestir del caballero "Aquí nos hace falta la labia de Enrique"

    ResponderEliminar
  13. Pues lamento no haber podido ir, pero otras cuestiones me reclamaban irremisiblemente (entre otras cosillas, unos 70 exámenes para corregir, que estamos en plenas evaluaciones escolares), pero ya sabes que podéis contar conmigo en cuanto me sea posible.

    Un abrazo, Polo. Y gracias por los ánimos. He perdido ya diez kilazos...

    ResponderEliminar