jueves, 17 de septiembre de 2009

Adios, Draco...


Venían esta tarde del Este nubes de tormenta nuevamente...



Algo querían anunciar, algún mal augurio presagiaban, pues desde Peracense aprendimos a mirar los cielos con respeto y temor.




Mas al fin la tormenta ha descargado con toda su fuerza sobre mi corazón, dejándolo muy mal quebrantado en mil pedazos.




Era una presencia alegre, remoloneando por entre las mesas y las sillas, acurrucándose a nuestros pies, dejándonos acariciar su generosa cabezota, mirándonos con ojos tranquilos y felices mientras jadeaba...




Era un Fidelis más, un fiel compañero, un amigo que compartía nuestras alegrías y tristezas y disfrutaba de nuestra compañía allá donde viniese.




Era bueno... A dezir de algunos, hasta un poco tonto, pues no mostraba sus defensas ni aún provocándolo. Por eso los niños lo querían tanto y él les soportaba tantas cosas...




Se ha ido. En silencio, sin buscar culpables. Era su hora. Tal vez nuestro señor don Pedro II el Católico necesitaba a su lado al más fiel de sus Fideles Regi.




No se puede contradecir la voluntad de un rey.




Adiós, Draco, querido amigo... Hasta siempre




Hoy el dragón de Fidelis está llorando.




Y el escribano también.

3 comentarios:

  1. ¡Ooooh! Lo siento, era un bichillo encantador

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  2. Seguro que hay un cielo de animales, donde van los perritos buenos, y Draco ya está correteando por allí.
    Lo peor para David y Ana, pues hay tragos que amargan como la hiel y eso no se desea a ningún amigo. Un abrazo para ellos.
    Draco era el Fidelis más fiel...

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  3. Grandes letras, bien hiladas, para una gran compañia cánida.
    Allá dónde esté Draco, habrá saboreado esta bonita dedicatoria tuya Monfort.

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