Hoy hemos tenido el último claustro del curso en el IES Gallicum de Zuera, en el que trabajo desde hace dos años.
Hemos entregado los anuarios del centro a los alumnos de 4º de ESO y de 2º de Bachillerato, chicos y chicas que han estado con nosotros desde que comenzaron la Secundaria y que ahora se enfrentarán a nuevos retos, nuevos estudios, nuevos proyectos...
Mientras escuchaba a Sofía, la Jefa de Estudios, desgranar los nombres de todos ellos y sus tutores les repartían los anuarios con las fotografías de sus compañeros, me ha invadido una vieja nostalgia. Nostalgia de aquel día en que, reunidos en el salón de actos del colegio La Salle "Gran Vía" de Zaragoza todos los alumnos de COU de la promoción 1980-1984, recibí la felicitación de mis profesores y mi insignia de estudiante lasaliano (aún la guardo: un escudo con tres cabrios de oro sobre fondo de azur y la divisa latina SALLA INDIVISA MANENT alrededor del campo: "Los Lasalianos permanecen unidos") y me ví también como esos chicos y chicas del Gallicum: enfilando una nueva etapa de mi vida.
No ha sido una mala vida, vista ahora, a 26 años de distancia, que tiene tela. Las circunstancias me llevaron a ocupar el sitio del profesor en un aula, impartiendo la docencia a grupos de alumnos que, con todos los cambios que la sociedad, los gobiernos y sus absurdas legislaciones ha marcado a fuego desde entonces en sus caracteres (a menudo para peor), siguen siendo adolescentes en busca de sí mismos, como aquél que recibió orgulloso su insignia en el salón de actos de La Salle Gran Vía, y que, a menudo, son incapaces de encontrar su sitio sin ayuda, aunque no quieran, no sepan, o no se atrevan a pedírnosla.
Por eso quiero traer aquí a colación un texto que escribí, hace ya años, para otros alumnos, o tal vez para los mismos, también una tarde de verano muy calurosa y con la misma emoción que me ha embargado hoy... Dice así:
Después de todo el tiempo
que hemos pasado juntos
en las aulas del centro,
en los pasillos y los recreos...
Después de todos
los suspensos y los aprobados,
los exámenes y los trabajos,
los disgustos y las alegrías...
Después de que muchos de vosotros
hayáis sido nuestros alumnos
durante seis años
de vuestra vida de estudiantes...
No podemos menos
que despedirnos hoy de vosotros
con todo nuestro afecto
y desearos toda la suerte del mundo
ahora que vais a volar
con vuestras propias alas.
¡Muy buena suerte a todos,
chicos y chicas!
Y es que al final de curso, a pesar de los malos ratos que te hacen pasar esa panda de cabrones... esto es lo que se te queda en el corazón.
Parece que despues de todo lo que le han hecho pasar durante el curso los va a echar de menos, ¡si es que esta usted hecho un sentimental!
ResponderEliminarun saludo!!
Modo remember, status: ON.
ResponderEliminar¿Y el otro lado?, cuando eras un tierno cabroncete...luego creces...ves a tus maestros por la calle, con sus nietos...y se te vuelca el corazón derramando los recuerdos de los años vividos en clase.
Riñas, castigos, primeros amores, collejas...
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?