Pues sí, señores. Me metí a manifecero y, mal que bien, con sus fallos y sus aciertos, las Justas de San Jorge fueron un evento magnífico, aunque sospecho que más gracias a la ayuda que todo el mundo me prestó que a mis dotes como organizador. Pero de todo se aprende, y ardo en deseos de volver a repetir algo similar pero con más fortuna, más experiencia y menos meteduras de pata... Que tampoco fueron insalvables, vaya.
Dejo aquí el enlace a la crónica y a un estupendo blog de fotografía perteneciente a César Ángel. Espléndido, no os lo perdáis...
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