lunes, 22 de agosto de 2011

"Tour de force"


Nosotros lo llamamos "vuelta de tuerca" en español. Consiste en lo que vulgarmente sería "estrujar la gallina de los huevos de oro". Ya conocéis el cuento: una gallina ponía un huevo de oro diario y su dueño decidió matarla para averigüar cómo podría obtener la mayor cantidad de oro posible de su interior y de una sola vez. Una apología de la Paciencia, en definitiva... Y de la Codicia.

Ya he dicho en más de una ocasión que amo a Teruel. Es una ciudad muy bella en la que he pasado momentos maravillosos, tanto en Las Bodas de Isabel como mucho antes, cuando mi labor profesional me llevó a pasar un año académico trabajando en ella y paseando por sus calles. He asistido y colaborado en la fiesta medieval de las Bodas en seis ediciones y la considero un evento espectacular, variopinto, emocionante e interesante por muchas razones, públicas y personales. No es fácil que una ciudad de más de 35.000 habitantes se vuelque en cuerpo y alma para recordar una de las historias de amor más sublimes que jamás se haya contado.

Sin embargo, esta "Marcha de Diego a la batalla de Las Navas" me parece, como digo, una vuelta de tuerca innecesaria que -tal vez me equivoque y ojalá sea así- tiene más de búsqueda del beneficio económico que de un verdadero interés por el Patrimonio Cultural de la Ciudad de los Amantes. No dudo ni de la buena fe de sus organizadores, ni de su talento para llevarla a cabo, ni de la implicación del pueblo de Teruel en su desarrollo. En absoluto. Y digo más: ni siquiera me parece mal que trate de buscarse una inyección de beneficio económico-comercial-hostelero para la ciudad (una ciudad a la que amo, repito). En los tiempos que corren, la crisis se deja sentir en todas partes y es bueno luchar contra ella por cualquier medio de que se disponga. Y Teruel dispone de un Patrimonio que no es moco de pavo y que puede y debe aprovecharse. Pero con cabeza.

Porque es sabido que lo poco se disfruta, pero lo mucho cansa, o puede llegar a cansar. Y si las cosas salen bien, como deben salir y así lo espero sinceramente, enseguida puede aparecer el sutil fantasma de la Codicia (la gallina de los huevos de oro) y esta "vuelta de tuerca" lleve a otra... y a otra... y a otra... hasta que llegue un momento eufórico y surrealista, completamente pasado de vueltas, en que se organicen en Teruel cuatro o cinco "fiestas medievales" al año (una por estación y la que sobra de propina) donde el mercantilismo oculte ya descaradamente el interés cultural y se acabe conmemorando la primera menstruación de Isabel o el primer día que Diego comió judías con longaniza, que cosas más raras se han visto en otras partes. Ya sabéis: "cosas veredes que non creyeres"...

Así que estupendo... Que Diego decida marchar a al-Ándalus, a Tierra Santa o a Forniche Alto, y que todo resulte un espectáculo digno de contemplarse. Pero que no se marche a muchos más sitios porque puede ocurrir que la gallina reviente y los turolenses, amigos y foráneos acaben hasta el gorro de su propia tradición cultural y todo vaya degenerando hasta ahogarse en su propio éxito.

Amo a Teruel. Y amo las Bodas de Isabel. Y me dolería que se convirtiesen en una goma elástica que, de tanto estirarla, acaba rompiéndose.


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