"El Triunfo de la Muerte". Peter Brueghel "el Viejo"
Pero... ¿cómo se manifestaba el mal?
La pequeña Dora había sufrido dos días antes varias picaduras de pulga. El virus Yersinia Pestis era transmitido por la pulga de la rata (Xenopsilla Cheopis), en cuyo tracto intestinal era incubado. Al morder a otro animal o a una persona, la pulga transmitía el bacilo una y otra vez, ya que la sangre ingerida por el parásito no lograba alimentarlo. La niña había estado jugando con un perro que parecía enfermo. Flacucho. Enclenque... Alodia vio a la pequeña e inmediatamente espantó al pobre can a pedradas llamando a su hija para que entrase en la casa.
Demasiado tarde...
La enfermedad podía presentarse en varios cuadros clínicos:
Peste bubónica
Era el tipo de infección más común. Una vez que las células bacterianas habían sido introducidas mediante la picadura de una pulga dentro de un ser humano, éstas se desplazaban por el torrente sanguíneo hasta los nódulos linfáticos donde generaban pequeñas hinchazones denominadas bubones (de donde deriva el nombre de esta enfermedad), llenos de partículas bacterianas.
En poco tiempo, los nódulos linfáticos periféricos se veían invadidos por bubones secundarios, hasta que se rompían y las células pasaban de nuevo al torrente circulatorio, pero ahora en un número mucho más elevado, lo que causaba una septicemia (infección) generalizada. En este estado, se producían múltiples hemorragias que daban lugar a manchas negras sobre la piel, procesos de gangrena en los extremos distales de las extremidades, fuerte dolor en nódulos linfáticos, postración, shock y delirio. Si la peste no era convenientemente tratada antes del estado septicémico, la muerte sobrevenía al cabo de 3-5 días.
Peste neumónica
Este tipo de infección se producía cuando las células del Yersinia eran inhaladas directamente, o bien llegaban a los pulmones durante la peste bubónica. La infección solía transcurrir sin síntomas hasta los dos últimos días del proceso infectivo, en los cuales se emitían gran cantidad de esputos con sangre. En ausencia de tratamiento la muerte llegaba en 2-3 días.
Peste septicémica
Esta infección implicaba una rápida dispersión del Yersinia por todo el cuerpo, a través del torrente circulatorio, sin tiempo para que se formasen los bubones. La muerte era casi instantánea, en un solo día, por lo que habitualmente no daba tiempo a ser siquiera diagnosticada...
EPÍLOGO
Dora murió a los cuatro días de comenzar los síntomas de la enfermedad. Su cuerpecillo se cubrió de bubones que reventaron, ennegreciendo su piel ya de por sí morena por el trabajo al sol, cubriéndola de moretones. A pesar de que la Muerte era una compañera habitual de viaje en la vida del hombre del medievo, ninguna fuerza del Cielo ni de la Tierra pudo consolar a sus padres y hermanos cuando quemaban el cadáver, ni evitar el pavor que se extendió por toda la villa de Berdeio al conocerse la noticia... En el dintel y las jambas de la puerta de la cabaña de Perico los vecinos pintaron manchas negras de brea. Pero todos los habitantes de la villa estaban ya condenados. Algunos huyeron, perseguidos por las mesnadas del señor Pérez de Pina, que dieron muerte a quienes lograron atrapar. Otros, ya contagiados, llevaron la enfermedad a Castilla.
Dos meses más tarde, Berdeio era una población fantasma. Hogueras por las calles que elevaban sus oscuras fumarolas hacia el cielo... Restos chamuscados de casas con manchas negras en las puertas... Lamentos... Ningún miembro de la familia de Perico sobrevivió. Cayeron todos, uno a uno, sin remedio posible. De nada servían rezos, plegarias, penitencias ni sacrificios. Los alguaciles del señor quemaron sus cuerpos, su casa y los enseres que en ella había. No fue la única.
Hambre... Peste... Muerte... Y desde la Castilla de Pedro el Cruel se aproximaba al Manubles un cuarto jinete, la Guerra, para completar el Apocalipsis...
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