Con el temor de la lluvia sobre nuestras cabezas (que parecemos los irreductibles galos, siempre mirando a los cielos), con los mil y un trabajos que llevan detrás estos eventos multitudinarios, con la inquietud de escuchar comentarios inoportunos, con el deseo de que todo saliese a pedir de boca y con la preocupación sirmpre presente del bienestar de nuestros invitados, todo ello ha caído en el olvido con las estupendas vivencias de estos cuatro días de convivencia y de fiesta medieval.
Todo ha merecido la pena. Las sonrisas, la emoción, las carcajadas, la degustación de las excelentes comidas, la camaradería, las batallas (menos intensas de lo que algunos esperaban, pero así son las cosas y Teruel no es Peracense ni Luna), los "sainetes medievales", el inenarrable momento de la bienvenida a los nuevos Fidelis, todo ello eclipsó los trabajos, las preocupaciones y los nervios de los preparativos...
Muchas gracias a todos, de verdad. Sin vosotros no hubiera sido posible... Lo intentamos la semana anterior y... no fue lo mismo (chiste de última hora).